Reclamos desde el arraigo y la historia
La representación jurídica del departamento de Norte de Santander, liderada por el secretario jurídico Jhonny José Sánchez Carrascal, fue enfática en cuestionar la legitimidad del traslado, destacando el profundo arraigo histórico, cultural y administrativo de los campesinos con la ciudad de Ocaña.
“El municipio de Ocaña cuenta con registros cartográficos anteriores incluso a la creación del departamento del Cesar en 1967. No se puede ignorar una tradición de más de medio siglo por decisiones administrativas desconectadas del territorio”, declaró Sánchez Carrascal.
Por su parte, la secretaria de Planeación de Norte de Santander, Marcela Angulo, respaldó la postura con mapas y documentos que evidencian la inversión estatal en las zonas afectadas, incluyendo programas sociales, infraestructura vial y sedes educativas.
La preocupación también alcanzó el plano de los derechos humanos. El personero municipal de Ocaña, Jorge Armando Bohórquez Lanzziano, denunció que esta redistribución territorial afecta gravemente a más de mil familias, muchas de ellas víctimas del conflicto armado.
“Se están vulnerando derechos fundamentales. No puede pasarse por alto que estas comunidades están en procesos de reparación y que una decisión inconsulta interrumpe esa recuperación”, sostuvo Bohórquez.
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El impacto también ha sido denunciado por líderes comunitarios como Héctor Jorge Navarro Sánchez, presidente de la Junta de Acción Comunal de la vereda Nuevo Amanecer, quien relató el desconcierto de los campesinos ante los cambios abruptos. “Nos acostamos en Norte de Santander y amanecimos en el Cesar. Mi abuelo compró esta finca en 1947. Hoy pagamos impuestos impagables por servicios que seguimos recibiendo desde Ocaña”, afirmó.