Como todas las noches, Yeimer Andrey García Méndez, de 27 años, realizaba su labor como vigilante informal en la avenida 7 con calle 3 del barrio El Callejón, en pleno centro de Cúcuta.

Su rutina consistía en supervisar la zona, conocer a los comerciantes y estar atento a cualquier movimiento sospechoso. Sin embargo, lo que parecía ser una jornada más de trabajo, terminó de la peor manera.

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El centro de la ciudad a esa hora seguía en plena actividad. Los bares, restaurantes y tiendas aún tenían clientes, mientras algunos trabajadores terminaban su jornada y otros apenas la iniciaban.

Todo transcurría con normalidad hasta que, de repente, el sonido de disparos rompió la tranquilidad nocturna.

La confusión se apoderó de los transeúntes y comerciantes, quienes en cuestión de segundos vieron cómo la violencia se adueñaba del lugar.

Según testigos, alrededor de las 10:50 p.m., un hombre alto, de contextura delgada, caminaba sin camisa, vistiendo una pantaloneta amarilla y descalzo. Su apariencia lo hacía parecer un habitante de calle más de los tantos que deambulan por el sector, razón por la cual su presencia no despertó sospechas entre quienes se encontraban en la zona.

“Él llevaba rato merodeando por ahí, pero aquí es normal ver habitantes de calle, así que a nadie le pareció extraño”, comentó un trabajador del sector.

El desconocido se movía de un lado a otro con aparente tranquilidad, pero su objetivo estaba claro.

Poco a poco, comenzó a acercarse a Yeimer Andrey, cargando lo que parecía ser una espuma o un colchón viejo, elementos comunes entre quienes viven en la calle.

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Sin embargo, lo que nadie imaginaba era que, dentro de ese objeto, escondía un arma de fuego.

“Uno lo vio con esa espuma y pensó que era cualquier cosa, algo que había recogido por ahí. Nadie se imaginó que ahí escondía el ‘fierro’”, relató otro testigo.

Cuando estuvo lo suficientemente cerca de su víctima, el sospechoso sacó el arma y disparó a quemarropa.

Yeimer Andrey cayó al suelo gravemente herido, mientras el atacante emprendía la huida con dirección al sector conocido como El Triángulo, desapareciendo entre la oscuridad y la confusión del momento.

A tan solo unas cuadras del lugar, la Policía Metropolitana de Cúcuta realizaba patrullajes y, al ser alertados del atentado, se dirigieron de inmediato a la escena.

Al llegar, encontraron a la víctima agonizando en el suelo, mientras algunos trabajadores del sector intentaban auxiliarlo.

En un acto desesperado por salvarle la vida, lo subieron a un taxi y lo trasladaron al centro asistencial más cercano.

Los médicos hicieron todo lo posible por estabilizarlo, pero la gravedad de las heridas era demasiado severa.

Durante la madrugada, Yeimer Andrey permaneció en estado crítico, debatiéndose entre la vida y la muerte. Sin embargo, en la mañana del lunes, su fallecimiento fue confirmado.

La videollamada

Entre los detalles que más llamaron la atención de los testigos, hubo uno que resultó particularmente inquietante.

Varios de ellos aseguraron que el agresor tenía un celular en la mano y parecía estar sosteniendo una videollamada antes y durante el ataque.

Este detalle no pasó desapercibido para las autoridades, ya que es un patrón común en el modo de operar de la banda criminal Los AK47, grupo que mantiene su influencia en el centro de Cúcuta.

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“Era raro, mientras caminaba, no soltaba el celular. Era como si estuviera confirmando a quién debía asesinar”, señaló un testigo.

Para los investigadores, está claro que el sicario utilizó su apariencia para camuflarse y pasar desapercibido entre los habitantes de calle.

Lo que aún se desconoce es el motivo del asesinato, ya que, según personas cercanas a la víctima, Yeimer Andrey era un hombre trabajador, sin enemigos ni problemas conocidos.

“Era honrado, callado y dedicado a su trabajo. No tenía líos con nadie, solo se encargaba de vigilar y ayudar a la seguridad del sector. Puede ser que eso incomodara a los delincuentes”, comentó una conocida de la víctima.

Ahora, las autoridades buscan esclarecer las razones detrás de este crimen y dar con el paradero del responsable, quien hasta el momento sigue en fuga.

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