Ayer, los padres de Dixon Daguber Bustos Rodríguez, conocido como ‘Ardilla’, recordaban con nostalgia y tristeza cómo los últimos ocho años habían transformado a su hijo, un reservista de la Fuerza Aérea, a un consumidor de drogas, quien fue asesinado por una discusión en una presunta ‘olla’ del barrio Bellavista, el viernes pasado.
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Su madre, quien asegura que nunca le negó un plato de comida, en más de una ocasión intentó ayudar a Dixon Daguber para que dejara los vicios y dedicara su vida al trabajo, el hogar, y su futuro, pero fue en vano.
“Él era muy buen muchacho, el día anterior estuvo en la casa y me ayudó a lavar las baldosas del baño y a hacer aseo. Siempre que venía preguntando por comida lo atendía. Se la pasaba trabajando en cosas de ebanistería y era muy talentoso en su arte, pero no hubo quién lo sacara del vicio de las drogas”, afirmó la madre entre lágrimas.
Con 31 años, ‘Ardilla’ se había criado durante muchos años solo con su hermano, pues sus padres en busca de asegurar la comida, recibos y arriendo de la familia, trabajaban desde la mañana hasta la noche. Su progenitor como vendedor de bebidas y alimentos en las calles de Cúcuta.
“Él empezó con la marihuana, pero ya al final estaba con heroína y bazuco, era muy triste. Ese día que me ayudó le ofrecí que se bañara, pero me dijo que no porque andaba ‘enmonado’ (síndrome de abstinencia). Ya era muy dependiente a esa droga”, manifestó la madre.
Sin embargo, hacía varios años, Bustos Rodríguez estuvo intentando cambiar y le pidió a sus padres que lo ayudaran a ingresar en un centro de rehabilitación. Allí duró cuatro meses en los que no consumió y se alimentó seguido. “Mi error fue darle 5 mil pesos, un domingo, después que había salido, volvió a los dos días en las mismas andanzas”, agregó el padre.