Durante exactamente 84 días, la familia de Jorge Eduardo Núñez Orozco vivió un verdadero infierno en la tierra. El hombre fue secuestrado sin dejar rastro alguno y, desde entonces, reinó el silencio. No fue sino hasta hace pocos días, cuando las plegarias imploraban por su aparición con vida, que finalmente fue hallado, aunque no de la manera que sus seres queridos esperaban.

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Su cuerpo fue encontrado vestido, presuntamente, con ropa de guerrillero, tendido a un costado de la vía, en medio de un charco de sangre y rodeado de especulaciones que mancharon el buen nombre de un tibuyano dedicado toda su vida al trabajo del campo.

“Amor, me tienen los ‘elenos’”, fueron las últimas palabras que alcanzó a decirle a su familia, específicamente a su esposa, con quien había formado un hogar y procreado dos hijos, quienes hoy lloran su pérdida.

Según la escasa información obtenida por sus familiares, oriundos de Tibú, habría sido el Eln el grupo armado que lo interceptó mientras se dirigía hacia La Gabarra junto con un amigo, para realizar un trabajo, el pasado 5 de octubre.

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Desde ese día no se volvió a tener noticia alguna de Jorge. Su ausencia alertó rápidamente a su familia, que inició una búsqueda incansable por todos los medios posibles, incluso denunciando el caso ante las autoridades, tanto de manera presencial como digital. A finales de noviembre hicieron pública su desaparición, pero nada cambió.

Ni de él ni de su acompañante, conocido como Manuel, se tuvo información hasta el violento hallazgo ocurrido en la zona rural de Cúcuta, en una vía de la vereda El Suspiro, que conecta Palmarito con Agualasal. Allí fue encontrado, en la mañana del pasado domingo, con vestimenta típica de guerrillero y múltiples impactos de bala.

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La forma en la que vestía generó numerosas especulaciones; sin embargo, horas después se logró su plena identificación y su familia salió a desmentir cualquier señalamiento sobre una supuesta afiliación a grupos armados.

“Nunca estuvo en ninguna organización. Desmiento lo que se ha dicho de que era de alguna disidencia de las Farc. Fue solo otro más que cayó en esta absurda guerra que está acabando con nuestros pueblos”, relató su pareja en diálogo con este medio.

La mujer, con el corazón destrozado, agregó que Jorge, de 37 años, era un hombre atento, servicial y trabajador, tibuyano de nacimiento, que lo único que buscaba era brindarle una mejor vida a su familia.

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