No puede ser que las gandolas pasen por los puentes y las personas por las trochas”, exclamaron representantes de la sociedad civil tachirense, al presentar un documento sobre la posición de académicos y representantes de varias corrientes de pensamiento, ante las tentativas de apertura fronteriza.
No descartaron, sin embargo, la importancia del intercambio comercial y enfatizaron que el cierre de la frontera ha provocado, junto a la debacle económica venezolana, un retroceso abismal en el intercambio comercial binacional y en el transfronterizo, “dejando una estela de desempleo, desinversión, cierre de empresas, pobreza y desolación”.
Según cifras de la Cámara de Integración Económica Venezolano Colombiana (Cavecol), en la frontera que comparten Táchira y Norte de Santander, se pasó de un intercambio de US$7.200 millones en 2008 a apenas $121 millones hasta septiembre de 2021. Las Naciones Unidas, mientras tanto, ubica la migración venezolana como la segunda de mayor importancia a nivel mundial.
Prioridad: Las personas
“La prioridad de la apertura de los pasos fronterizos internacionales formales es para las personas, cuyos derechos humanos son sistemáticamente violados a lo largo de la frontera común al verse obligados a cruzar por pasos irregulares, en el caso de los venezolanos para abastecerse en Colombia de lo necesario para subsistir o para emigrar hacia ese país u otros”.
Liderado por los académicos y expertos en frontera e integración, Francisco Sánchez y Marleny Bustante, el documento destaca que el cierre de los pasos formales afecta directamente a las personas que requieren abastecerse en Colombia, pero muy especialmente a los migrantes forzados, ciudadanos vulnerables que se ven obligados a transitar por caminos ilegales.
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Se logró demostrar que en las también denominadas ‘trochas, su integridad física corre peligros que van desde caer en redes de trata de personas o tener que pagar ‘peajes’ para el tránsito irregular, hasta el riesgo de perder la vida.
“De los más de 5.6 millones de venezolanos que, según cifras de Naciones Unidas han emigrado del país, el 90% sale por la frontera colombo venezolana y el 76%, unos 3.9 millones de personas, lo hace por el estado Táchira hacia Norte de Santander. Además, se afecta la migración pendular que se abastece en Colombia de lo que se carece o es incomprable en Venezuela”, destacaron.
Somos binacionales
Jorge Romero, representante de la sociedad civil organizada, recordó que durante seis años el cierre fronterizo pende como una espada, sobre las sociedades de Táchira y Norte de Santander, aunque se extiende al resto de los territorios de ambas naciones que durante cuarenta años compartieron como miembros de la Comunidad Andina, favoreciendo el libre tránsito de personas y mercancías. Vale destacar que Venezuela se retiró de la CAN en 2006.
Para Romero, los tachirenses y los nortesantandereanos son binacionales. “Somos vecinos, tenemos amigos y familia a uno u otro lado de la frontera y esta relación tan estrecha que une a familias enteras a ambos lados de la línea limítrofe, se ha transformado en una codependencia entre Táchira y Norte de Santander”.
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Jesús Martínez, otro de los impulsores de esta propuesta hizo mención al artículo 50 de la Constitución venezolana, que garantiza la libre movilidad de los ciudadanos e invitó a los ciudadanos a hacer valer sus derechos. Para él, abrir la frontera es sinónimo de libertad.
Finalmente, insistieron en la preocupación porque el trato hacia los espacios fronterizos comunes a Venezuela y Colombia, constituya una política de Estado, que vaya más allá del debate electoral y de intereses coyunturales o inmediatistas.
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