Luis Enrique perdió a su hija Xana, de 9 años de edad, en agosto de 2019 víctima de un cáncer. Sin embargo, su recuerdo se mantiene vivo en la mente del entrenador, quien está a un paso de hacer historia con el PSG, equipo francés que clasificó a la final de la Champions League.
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Tras eliminar el pasado miércoles al Arsenal en semifinales, el técnico español, ante los medios de comunicación, evocó nuevamente la memoria de su pequeña. Rememoró que en 2015, cuando dirigió al Barcelona a la conquista de la Liga de Campeones en Berlín, él y Xana clavaron una bandera del club catalán en el campo como símbolo de victoria, un anhelo que espera repetir este 31 de mayo. Aunque Xana no esté presente físicamente, Luis Enrique siente su presencia espiritual.
“Yo tengo un recuerdo increíble, porque a mi hija le gustaban mucho las fiestas y estoy seguro que donde está, sigue haciendo fiestas. Recuerdo una foto increíble que tengo con ella, en la final de la Champions en Berlín. Clavamos una bandera del Barcelona en el campo, tengo el deseo de poder hacer lo mismo con el PSG”, expresó Luis Enrique, quien aspira a levantar con sus jugadores la primera “Orejona” para el PSG, que se enfrentará en la final, en Múnich, al Inter de Milán.
“No estará mi hija... no estará físicamente, pero estará espiritualmente y eso para mí es muy importante. Tengo la motivación de continuar adelante con lo que la vida me da, a través de compartirlo con mi familia”, añadió conmovido.
Sin fichajes estrellas
Al alcanzar la final de la Champions, el PSG reivindicó su cambio de estrategia, dejando atrás la política de fichajes de superestrellas para apostar por el hambre de un equipo joven liderado por Luis Enrique. Desde su adquisición en 2011 por el Qatar Sports Investments, el PSG había flaqueado en los momentos cruciales, pero el atractivo equipo actual, bajo la dirección del asturiano, ha sorprendido a toda Europa.
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La victoria por 2-1 contra el Arsenal en un Parque de los Príncipes vibrante aseguró el pase a la final contra el Inter. En su camino, el ya campeón de Francia superó a cuatro equipos de la potente Premier League: Manchester City en la fase de grupos, Liverpool en octavos, Aston Villa en cuartos y los ‘Gunners’ en semifinales.
Este logro se cimentó en una plantilla joven, con hasta seis titulares de 24 años o menos contra el Arsenal. El jugador de mayor edad, el brasileño Marquinhos, tiene solo 30 años, en contraste con el Inter, que contó con tres jugadores de 36 o más años en su reciente encuentro contra el FC Barcelona.
La victoria del miércoles desató celebraciones en toda la capital francesa, un escenario que parecía improbable a finales de 2024. El PSG había perdido tres de sus cinco primeros partidos de Liga de Campeones, y el riesgo de una eliminación temprana era palpable.
Este peligro se sumaba al vacío dejado por la partida de Kylian Mbappé, máximo goleador del club ahora en el Real Madrid, y al recuerdo amargo de las semifinales de 2024 perdidas contra el Borussia Dortmund.
Una mentalidad renovada
Parecía que el PSG estaba más lejos que nunca de conquistar la Champions, y quizás Mbappé intuyó que tendría mejores oportunidades de lograr el ansiado título continental con el Real Madrid.
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Sin embargo, Luis Enrique, nombrado en 2023 tras las salidas de Lionel Messi y Neymar, transformó al equipo, llevándolo a nuevas alturas en esta segunda mitad de temporada.
“El entrenador ha ido paso a paso. Llegó y vio que había que mejorar muchas cosas”, declaró Marquinhos a Canal Plus. “Había que cambiar el ADN, había que instaurar una mentalidad, y no era cosa de un día”.
Donde antes había un tridente ofensivo de superestrellas con poca implicación defensiva, ahora hay un PSG voraz en la presión, defendiendo en campo contrario para asfixiar a sus rivales.
“El entrenador dice que es muy difícil ser atacante en este equipo porque requiere mucho esfuerzo”, añadió el defensa brasileño. “Cuando juegas de una forma colectiva como esta, ganas mucha confianza, así que todo se reduce al trabajo duro y también a la calidad de los jugadores”.
Así, el PSG ha pasado de ser objeto de burlas a convertirse en la envidia del continente.
“Esto nos hace pensar en todo lo que hemos pasado, todas las cicatrices. Algunos jugadores acaban de llegar, quizás no saben lo difícil que es llegar tan lejos”, reflexionó Marquinhos, quien llegó al PSG en 2013.
Esta metamorfosis no ha sido económica, y el PSG invirtió más de 600 millones de euros en los últimos dos años. Sin embargo, el dinero se ha invertido con criterio, como demuestra el fichaje en enero del georgiano Khvicha Kvaratskhelia procedente del Nápoles.
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“Todo el mundo quiere ganar la Champions League, los 36 equipos, pero solo un número muy pequeño puede hacerlo”, señaló Luis Enrique. “Nuestro objetivo es hacer historia y nos sigue quedando un paso más”.
La final de este año será la primera sin clubes de España, Inglaterra o Alemania desde 2004, cuando el Oporto se impuso al Mónaco en Gelsenkirchen. Para el PSG será su segunda final, tras la derrota contra el Bayern Múnich a puerta cerrada en Lisboa en 2020.
Los parisinos buscarán el título en Múnich, ciudad donde el Marsella conquistó en 1993 la única Liga de Campeones para el fútbol francés, precisamente ante el AC Milan, eterno rival del Inter.
¿Un presagio del destino?
“No olvidemos que es su segunda final en tres años, lo que demuestra que son un equipo bien posicionado”, advirtió Luis Enrique sobre el Inter, tricampeón de la máxima competición europea. “Obviamente, tienen más experiencia, no solo por los jugadores que tienen, sino también como club”.
Sin embargo, la motivación de Luis Enrique trasciende la mera ambición deportiva. El recuerdo de Xana impulsa cada uno de sus movimientos, y la posibilidad de repetir aquella imagen de 2015 en Berlín, esta vez con los colores del PSG, se ha convertido en un anhelo profundamente personal. El 31 de mayo en Múnich, bajo la mirada espiritual de su hija, Luis Enrique buscará escribir un nuevo capítulo en la historia del PSG y, a la vez, rendirle un emotivo tributo a su pequeña guerrera.
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