Nacional pudo evitar los penales, pues en ambos encuentros generó opciones de gol claras, pero la falta de efectividad lo llevó a sufrir más de la cuenta.
Sin embargo, la jerarquía del club más laureado del país se impuso en los momentos determinantes. En la tanda decisiva, Edwin Cardona, William Tesillo, Matheus Uribe y Marino Hinestroza convirtieron sus cobros. Juan Manuel Zapata falló, pero su error quedó en anécdota. En los libros de historia solo se recordará que Nacional levantó la copa.
Para el técnico Javier Gandolfi, este título tuvo un sabor especial. No solo significó su primer campeonato al mando del conjunto verdolaga, sino que también rompió su propio maleficio: hasta ahora, no había logrado coronarse ni con Talleres ni con Independiente del Valle. Con esta Superliga, además, Nacional alcanzó a Santa Fe en la cima de los más ganadores del torneo, con cuatro conquistas cada uno.
El pitazo final desató la fiesta en la capital de Santander y en toda Medellín. Nacional sigue haciendo historia y demuestra que su ambición no tiene límites. Tres títulos en menos de dos meses y una Superliga para el recuerdo. El rey de copas sigue reinando.
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