Nació en Pamplona hace 64 años, de los cuales en su mayoría los ha desempeñado entre el estudio, la agricultura y la pintura. Este último oficio ha logrado cultivarlo y lo hace con mucho esmero.
Considera que heredó la vena artística de su progenitora Carmen Muñoz de Galvis, (fallecida), quien elaboraba camándulas, ovejas de madera, vestidos, accesorios para la primera comunión y decoraba elementos con pintura.
Después visitaba el museo de Toto Villamizar en donde viendo lo que allí hacía aprendió a hacer iglesias y a dar las primeras pinceladas al llevarlos a los cuadros.
La mamá a la edad de siete años lo matriculó en la Escuela de Música y Pintura Ramón González Valencia en donde se interesó más por el arte. Estudio la primaria en la Normal Superior y se gradúo de bachiller en el Colegio Provincial San José en 1976.
En la Universidad de Pamplona cursó algunos semestres de educación física. No siguió en la academia porque debía corresponder con las obligaciones del hogar.
Al tener la mayoría de edad se dedicó a trabajar la agricultura durante más de 12 años. Pero sentía que lo de él no era eso, sino que tenía que retomar el dibujo, los retratos a lápiz y a plumilla con tinta china. Ese ejercicio los desempeñó en una corta estadía en Bogotá.
Galvis ha complementado los conocimientos con el estudio de las diferentes corrientes del arte, entre ellas le llamó la atención el impresionismo que surgió en Francia a finales del siglo XIX. Es admirador de los grandes exponentes de la pintura y con esos fundamentos se mantiene dándole pincelazos a sus creaciones, tanto en la calle como a nivel de lienzos.