Antes de haberme familiarizado con algunos de los procesos que intervienen en la operación de los puertos nunca hubiera pensado que son un sector de alta tecnología. La primera sorpresa cuando me vinculé a la SPRC fue la visita de un ingeniero logístico hindú, profesor de Cal Tech, con pinta de Krishnamurti, que invadió el tablero de la sala de juntas con símbolos matemáticos y ecuaciones para explicarnos a los asistentes que el puerto podía aumentar su capacidad de operación como resultado de esas operaciones matemáticas. No sé qué pensaron los demás miembros de la junta. A mí me hizo recordar que Mario Laserna contaba cómo había sido la presentación de John von Neumann, famosísimo economista y matemático, que él había traído en 1949 de la Universidad de Princeton a dar una conferencia en la recién fundada Universidad de los Andes, a la que habia asistido el papá de Mario que sin saber inglés se sentó en primera fila y no perdió detalle. A la salida le preguntó Mario, por molestar, cómo le había parecido. -N
o entendí nada- le respondió, -pero qué inteligencia la de este señor-.
Como toda empresa de alta tecnología, un puerto está sometido a cambios drásticos provenientes de innovaciones que tienen impactos significativos sobre su productividad y no puede por lo tanto dejar de estar al día y mucho menos quedarse atrás en inversiones. En esos sectores, “camarón que se duerme se lo lleva la corriente” porque tanto en el Caribe como en el Pacífico están pendientes los competidores de cualquier debilidad, y en este negocio perder un cliente puede significarle a un puerto una pérdida del 25 % o 30 % de sus ingresos, más de la mitad de su utilidad operativa.
Por otra parte, el negocio marítimo está cambiando permanentemente no solamente por el acelerado proceso de cambio tecnológico sino porque la competencia es feroz y lleva varios años consolidándose y adaptándose a las condiciones de costos, por ejemplo del combustible y generando economías de escala. Antes de que se reformara el Canal de Panamá para acomodar buques más grandes, estos ya estaban operando a través del Canal del Suez y esto afectaba los flujos de carga y el comportamiento de los trasbordos en el Caribe.
Los puertos del área tuvieron que responder. Hicieron grandes inversiones en acondicionamiento de muelles, áreas de almacenaje, equipo de manejo de carga y en software.
Pero ahora está en marcha, a causa de la apertura del nuevo Canal de Panamá, un cambio aún más extremo que ha hecho obsoletos en forma sorpresiva y casi instantánea varios de los cambios inducidos por la revolución anterior. Los barcos que están llegando son mucho más grandes, su tamaño supera el doble del de los anteriores, son mucho más altos, anchos y de mayor calado. Muchas de las grúas que se importaron hace dos o tres años simplemente no dan el ancho ni la altura para atender a estos navíos , antes de que se haya cumplido el ciclo de vida esperado de muchas de esas inversiones, en particular las grúas y los muelles. Las se importaron el año pasado pueden ya estar obsoletas, como parece haberle ocurrido a un puerto que ni siquiera se ha inaugurado. Las autoridades no están al día y no renuevan sus conocimientos ni sus reglas con suficiente oportunidad.