Una vez concluida la triste y peligrosa odisea que debieron vivir los padres de Lucho Díaz con su secuestro por una unidad del ELN, se impone una pausa en la Mesa de Conversaciones para analizar lo que implicó para los colombianos, la familia y amigos de los Díaz y para el propio ELN este hecho delictivo –considerado por ellos seguramente como una acción de finanzas-.
Sin duda el secuestro –algunos prefieren seguirlo llamando retención de personas- es uno de los delitos más repudiados por la sociedad colombiana porque afecta a la persona que es víctima, a su entorno familiar y de amigos y se prolonga en el tiempo más allá del período de duración del mismo. Pero adicionalmente, porque éticamente tiene unas implicaciones muy degradantes, es ni más ni menos ‘comerciar’ con personas, independiente de la finalidad.
Pero el propio ELN, si está pensando seriamente en su tránsito a una organización política que actúa dentro de la institucionalidad, debería despojarse de ese ‘fardo’ que tiene para ellos como organización, un lastre muy grande. En eso es interesante recordar la decisión que tomó las FARC-EP en su momento –antes de iniciar las conversaciones de La Habana-, sin pretender calcar hechos que tienen sus propios contextos. Pero, hay que decir que eso le permitió al equipo negociador de las FARC asumir con mayor ‘ligereza’ de carga ética el proceso de conversaciones con los delegados del gobierno y los representantes de la sociedad.
Por ello he planteado que la Mesa de Conversaciones debe dedicarse a analizar a la brevedad ese tema y explorar alternativas que le permitan a la insurgencia del ELN poderse comprometer y cumplir, el abandono definitivo del secuestro como forma de buscar resolver los problemas de financiamiento; sé que no es un tema fácil, pero estoy seguro que, con la buena disposición de la delegación del gobierno y el acompañamiento de la comunidad internacional, seguramente se pueden encontrar alternativas, que le permitan a la insurgencia del ELN salir de ese callejón con difícil salida. Pero si el ELN, toma la seria decisión de explorar alternativas de superar ese problema, nos estaría enviando a todos los colombianos el mensaje más contundente de seriedad en la búsqueda de terminar el conflicto armado de casi seis decenios.
Estoy seguro que no es fácil y es una tarea compleja que requiere debates y análisis internos, pero si decide empezar a explorar esa senda, podemos decir que se avizora una luz en el horizonte y la ‘Paz Total’ empezaría a mostrar resultados como un ejercicio de construcción colectiva.
Tengo confianza en la delegación del gobierno y sé que, si manejan ese tema con la firmeza requerida, pero con la flexibilidad que amerita el tema y el desarrollo en que se encuentra el proceso, eso será una extraordinaria contribución a su contraparte, que igualmente tiene para fortuna del momento, una delegación con las máximas cualidades y responsabilidades, la presencia como asesor de su líder histórico, Gabino, la conducción de Antonio García y la dirección de Pablo Beltrán y el importante rol que debe jugar Pablito como miembro del COCE y demás dirigentes.