Si hubo un momento en la vida para conocer la orilla de pensamiento ideológica de los amigos y cercanos a uno fue el fallecimiento de la senadora Piedad Córdoba. Después de mucho tiempo, Twitter (ahora X) volvió a ser interesante, y no por el deceso (obviamente), sino por la cantidad de análisis, críticas, comentarios y temas que surgieron y revivieron en la agenda pública. Por supuesto, estos no durarán más de tres días (lo que duran las noticias en Colombia) y espero que cuando estén leyendo esto aún tenga alguna relevancia el tema.
Descubro interesante nuevamente la red social X debido a que la muerte de Piedad Córdoba hizo que los opinadores de este país volvieran a debatir (ni qué decir de las tías en los grupos de whatsapp) y salieran un poco del espectro tipo monólogo en el que todos parecen estar. Últimamente el panorama ha sido exceso de hilos, escasez de debate fenomenológico, y más vídeos que ni en Tiktok; completamente desesperante y absurdamente aburrido.
Yo que no he sido twittera por fin le encontré sabor, el óbito de Córdoba hizo que el país volviera a hablar de cosas que dábamos por sentadas como las curules afro, o que reflexionáramos sobre lo importante que es seguir luchando por encontrar una salida negociada al conflicto, y lo que es más relevante aún, hizo que nos diéramos cuenta de que las mujeres relevantes en política son muy pocas y muy necesarias.
La noticia en X generó un revuelo extraordinario, atrayendo la atención de diversos sectores: desde ciudadanos comunes hasta políticos, expresidentes y funcionarios públicos. El debate fue intenso y copioso, con más de cuarenta mil publicaciones (o "tuits") durante el fin de semana, colocando a Piedad Córdoba en el centro de todas las conversaciones. Las opiniones variaron ampliamente: algunos argumentaron que era víctima de una persecución por parte del establecimiento, mientras otros la alabaron como una figura pionera en la lucha por los derechos LGBTIQ+. Hubo quienes disfrazaron sus vendettas políticas de análisis profundos, pretendiendo combatir la impunidad, y otros la exaltaron como una de las colombianas más destacadas del último siglo. Por su parte, algunos fueron tan lejos en sus críticas que emitieron juicios que ni siquiera la Corte Suprema había pronunciado.
Hasta María Fernanda Cabal entró en la tendencia y reprendió a su marido, José Félix Lafaurie, por expresar sus condolencias y se agarraron (el chismecito acá: https://x.com/MariaFdaCabal/status/1748801461343928649?s=20). Tengo que reconocer que ese momento fue hilarante y lo recordaré por muchos años.
Curiosamente, en un entorno donde la prudencia escaseaba, la menos sensata de todo internet fue la única que se destacó por ofrecer un comentario equilibrado y no polarizante: Vicky Dávila, en el que habló de bajar la agresión y tener compasión entre seres humanos en momentos de profundo dolor.
Por mi parte, quisiera añadirle a la conversación que: Cuando usted se enteró del fallecimiento de Piedad Córdoba, su reacción inicial revela más que una mera inclinación política hacia la izquierda o la derecha. De hecho, el primer pensamiento que apareció en su mente es un indicativo de si ha cultivado una conciencia política informada, o si, por el contrario, su comprensión de los acontecimientos se ha moldeado principalmente por el consumo superficial de noticias, memes y cadenas de whatsapp.
Finalmente, más allá del chismecito, los memes (que estuvieron buenos) y las anécdotas políticas que muchos rememoraron, debemos recordar muy seriamente que en la Corte Suprema de Justicia hay todavía expedientes en contra de la senadora (después de quince años investigando) por rebelión, enriquecimiento ilícito y lavado de activos, y esto es un hecho, no una opinión mía. Las cosas como son.