Ahora que el tema de moda es el de los polígrafos; Ahora que muchos personajes públicos se están sacando los trapitos al sol; ahora que se habla de mentiras y rectificaciones, de “yo no dije eso”, o de “eso no fue lo que yo quise decir”…
Ahora que las niñeras han salido a la luz pública para clarificar que no son sirvientas, pues una sirvienta no es una empleada de confianza a la que se le pueda confiar un niño o una maleta llena de plata…
Ahora, de verdad, es bueno hablar de la mentira. Según la mitología griega, Prometeo robó el fuego sagrado del olimpo de los dioses para dárselo a la humanidad. Zeus, dios supremo, montó en cólera (su caballo), y decidió castigar a la humanidad.
Para ello le entregó a Pandora (la primera mujer) una caja fina muy bien adornada que contenía algunos secretos. La advertencia era clara: dicha caja no podía abrirse en ninguna circunstancia. Pero Pandora -mujer al fin y al cabo- dominada por la curiosidad y sin hacer caso a la prohibición, una noche de luna decidió abrirla caja para conocer su misterioso contenido. De inmediato salieron de la caja de Pandora todos los vicios, males y tragedias para la humanidad: la muerte, la violencia, las enfermedades, la ingratitud, el engaño y la mentira. Había una virtud, la esperanza, pero fue la última en salir.
Desde entonces, la mentira se pasea por todos los lugares del universo, sin que nadie ni nada escape a sus dañinos efectos. Al contrario, es uno de los vicios más extendidos en la humanidad, por la falsa creencia de que una mentira no hace daño a nadie.
Según la biblia, la mentira también apareció por culpa de una mujer.Eva, la primera mujer, convenció al pobre y enamorado Adán de que si comían del fruto prohibido tendrían los poderes de Dios. Con esa mentira, urdida por el propio Mandingas, Eva logró que Adán cayera y desde entonces todos caemos por las mujeres.
La mentira siempre ha sido causante de males. Pero lo más grave es que muchas veces no se sabe si el que dice algo está diciendo la verdad o la mentira.Durante toda la vida, la humanidad ha venidovaliéndose de la mentira para engañar a otros, para estafar, para escalar posiciones, para hacerse elegir, en fin.Pero no había sido posible desenmascarar al mentiroso.
Los sicólogos decían que el mentiroso se dejaba conoceralhacerle preguntas, por una palidez en el rostro, temblor de manos yculillez húmeda. Sin embargo, los mentirosos aprendieron a disimular sus síntomas. Y ni siquiera bajo juramento un mentiroso dice la verdad. El político hace promesas mentirosas. El comerciante anuncia virtudes mentirosas de sus productos. El que presenta una hoja de vida, la llena de datos mentirosos. La mujer le miente al marido, el marido a la mujer, la moza al mozo, el empleado al jefe y hasta en la confesión el penitente esconde algunos pecados.
Después de muchos ensayos, los científicos inventaron la máquina que detecta si la persona sometida a prueba, está diciendo la verdad o es un regarlón, como me decía una amiga.
Yo estoy de acuerdo con el uso del polígrafo. Pero nocon las niñeras solamente (¿niñera o auxiliar de caja?). También con los políticos en ejercicio y con los gobernantes. El polígrafo oficial debería estar no escondido en sótanos, sino enel escritorio del presidente y de los gobernadores y de los alcaldes. Y que se active con cada tuiter o discurso.¡Y que se tengan de atrás!