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El miedo escénico
En el fondo hay un gran temor a ser juzgado o hacer el ridículo.
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Lunes, 5 de Junio de 2023

Cuando era niño envidaba a esos compañeros del colegio desinhibidos y populares porque estaban muy seguros de sí mismos. Podían exponer en clase sin miedo alguno y tenían gran éxito con las chicas, pues ellas notaban esa personalidad magnética y arrolladora. Sin embargo, esto no era así para todos, por el otro lado estaban los que al sacar a bailar a una joven experimentaban sensaciones de temblor, sudor, asfixia o ganas de salir corriendo.

Cuando una persona tiene problemas para relacionarse con los demás en situaciones nuevas, incluso para comer en un restaurante o utilizar un baño público porque lo están mirando, puede estar sufriendo de un trastorno de ansiedad conocido como FOBIA SOCIAL. Esta enfermedad no se manifiesta solamente por ser tímido, sino que, se acompaña de síntomas físicos que podemos resumirlos en un “miedo intenso”.

Ahora bien, ¿por qué pasa esto?, la respuesta no es difícil, en el fondo hay un gran temor a ser juzgado o hacer el ridículo, ya que, las personas están seguras de que van a meter la pata en lo que sea que estén haciendo y los demás se van a burlar de ellos.

Esta patología casi siempre tiene sus inicios en la adolescencia o un poco más tarde, durante los primeros años de la vida adulta, y la causa puede ser variada. Un factor genético no se descarta, pero la mayoría de las veces tiene que ver con la crianza y la personalidad del individuo. Por ejemplo, venir de un hogar muy exigente, donde todo se critica y las figuras de autoridad ejercen control sobre el niño con discursos como “¿qué van a pensar los demás de ti?”, “¿no le da pena que lo vean así?”, podrían influir en la naturaleza de esta enfermedad. Pero no me malinterpreten, no se trata de dejar que los niños hagan lo que quieran, porque como ya lo dice Joan Manuel Serrat en su canción, esos locos bajitos, “por su bien hay que civilizarlos”, y enseñarles ciertos protocolos de conducta en sociedad, me estoy refiriendo a las familias donde todo el tiempo se les critica y controla, secuestrando completamente su autonomía. Es de esperar que crezcan con temor a las interacciones sociales y a las críticas de los demás.

Pero, por otro lado, aplaudirles y felicitarles por todo, aun cuando no tengan talento o no cumplan con las normas, puede generar el mismo resultado, pues al final, alguien se encargará de confrontarlos con una burla verdadera y, dependiendo de su personalidad, puede gestar el inicio de una fobia social.

El hecho es, que cuando la enfermedad ya se encuentra manifiesta, la persona sufre mucho, no sale casi nunca, no conoce personas nuevas y por lo tanto, se pierde la mayoría de las oportunidades para un futuro mejor, pues todos sabemos que las relaciones de interés se establecen en las reuniones sociales.

El tratamiento para esta dolencia también es variado. Existen medicamentos que actúan de manera casi mágica y, mientras los están tomando, todo este infierno desaparece, pero lamentablemente atacan los síntomas y no la causa, no obstante, forman parte de una estrategia complementaria, donde la persona puede permanecer tranquila y exponerse a situaciones nuevas mientras está en su proceso de psicoterapia, el cual consiste en enfrentarse poco a poco a esos eventos que le generan miedo, como saludar a alguien, caminar por el medio de un pasillo en el trabajo, o dar una conferencia.

Desarrollar una personalidad sin temor a lo que piensen los demás puede traer otras consecuencias, como ser un poco descarado, pero de seguro, no será el miedo escénico.

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