Recientemente divulgué a través de redes sociales que Lynn Anderson, a través de su esposo Timoteo Anderson, me obsequió su libro 'Acompáñanos'. Con los amigos Anderson he compartido momentos agradables en su hogar, y con “Timo” he sido más asiduo en los encuentros personales porque algunas actividades nos son comunes y nos acercan, como las de la Academia de Historia de Norte de Santander, y aunque cultivamos una amistad de poco más de tres décadas nuestras pláticas siempre son de temas ajenos a lo que cada quien hace de ordinario.
De la lectura juiciosa del libro 'Hacaritama' de don Eloy Anderson - padre de “Timo” y suegro de Lynn -, que considero ameno por su prosa fluida y el mensaje de esperanza, libro que conocí recién que me radiqué en Cúcuta, en 1992, manifiesto que fue para mí toda una revelación por su temática variada y tratada con propiedad literaria, y donde el autor no se centra en su actividad de toda una vida: la evangelizadora. No. Don Eloy Anderson trata apropiadamente temas como el petróleo, política, religión y la alusión obligada a la separación de la Iglesia y el Estado.
El libro de Lynn Anderson son sus Memorias, y me aventuro a decir que es la continuación, diríamos el Tomo II, de lo que inició don Eloy con 'Hacaritama', un nombre de las entrañas de la familia Anderson, pues basta con repasar el capítulo 28 de la obra de Lynn, titulado Hacaritama 2, donde dice la autora, “Cuando circunstancias exigieron que mis suegros regresaran a su país natal, nombraron su nueva vivienda: Hacaritama”. En otras latitudes inimaginables, en el lugar de sus ancestros, un extranjero - Don Eloy - que visitó la provincia de Ocaña en sus años mozos y que se deleitaba con nuestro modo peculiar de hablar, donde predicó sus convicciones religiosas y que se compenetró tanto con esa tierra, bautizó su nueva residencia con un nombre exótico, que nada les representaba a sus coterráneos, y que seguramente su propietario, don Eloy, se regocijaba explicándoles qué era Hacaritama y dónde estaba ubicado ese punto geográfico.
En estas Memorias de Lynn Anderson podemos auscultar varias facetas de la autora: su memoria privilegiada para ser tan detallista en el relato que nos ofrece, el juicio para conservar por tanto tiempo fotografías y apuntes de su existencia fructífera tanto en lo laboral, familiar y misión evangelizadora. De todas maneras, Lynn Anderson se nos revela como una escritora juiciosa que con su libro 'Acompáñanos' quiere dejar constancia de lo que fue su vida fecunda y que las generaciones venideras entiendan que se puede vivir con coherencia, sosiego y haciendo el bien.
Finalmente, las citas de la carátula y contra carátula del libro nos señalan el camino que exornan las remembranzas consignadas en esta obra. Son ellas, en orden cronológico: 1. “Id por todo el mundo y predicad el Evangelio”. 2. “Timoteo y Lynn Anderson, siervos de Dios para llevar el Evangelio, en el poder del Espíritu Santo, con sus dones y frutos”. Ahí está resumido el devenir histórico de la familia Anderson: Timoteo, Lynn y sus hijos. Pronto haremos la presentación de la obra, que es la biografía de los Anderson, en la sede centro de la Academia de Historia de Norte de Santander.