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Asesinato de curas, todo un misterio
La última vez que se supo algo de los sacerdotes Richard Armando Piffano Laguado, de 36 años, y Rafael Reátiga, de 35, fue el pasado miércoles a las 10:00 a.m., cuando salieron de la iglesia San Juan de la Cruz de Kennedy con rumbo desconocido.
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Viernes, 28 de Enero de 2011
La última vez que se supo algo de los sacerdotes Richard Armando Piffano Laguado, de 36 años, y Rafael Reátiga, de 35, fue el pasado miércoles a las 10:00 a.m., cuando salieron de la iglesia San Juan de la Cruz de Kennedy con rumbo desconocido. La última vez que se supo algo de los sacerdotes Richard Armando Piffano Laguado, de 36 años, y Rafael Reátiga, de 35, fue el pasado miércoles a las 10:00 a.m., cuando salieron de la iglesia San Juan de la Cruz de Kennedy con rumbo desconocido.

Hacia las 8:00 p.m. de ese mismo día los cuerpos de ambos aparecieron baleados dentro de un carro abandonado en la carrera 94A con calle 43 Sur, en el barrio Dindalito de la misma localidad de la capital.

Entre sus pertenencias se encontró la prueba irrefutable de que pertenecían al clero. El primero portaba un carné de la diócesis de Fontibón y el segundo, de la de Soacha.

El levantamiento de los cuerpos fue realizado por el CTI de la Fiscalía, que confirmó que el padre Rafael recibió dos tiros en la cabeza y el padre Richard uno en el pecho. Ambos murieron de forma instantánea.

Al finalizar la tarde los móviles del doble asesinato no se habían establecido, y las hipótesis de las autoridades no están claras debido a que no parece ser un robo, pues les encontraron todas sus pertenencias.

Una de las últimas personas que habló con los sacerdotes aseguró que los sacerdotes salieron a comprar un carro.

No obstante, versiones extraoficiales indican que el doble homicidio puede estar relacionado con motivos pasionales. Las dos hipótesis son materia de investigación.
 
EL ASESINO IBA EN EL CARRO

 
Entre los testimonios que recogió el CTI hay un detalle que inquieta a las autoridades. El asesino de los párrocos iba con ellos en el carro (un Aveo negro modelo 2008, de placas CDX 505).

Esto, confirmado por el hecho de que uno de los cuerpos estaba en la silla del copiloto y el otro en la parte de atrás del vehículo. Además, porque según el relato de uno de los testigos de los hechos, el homicida se bajó del Aveo y abordó otro automóvil que lo esperaba a dos cuadras del lugar del crimen.
 
Lo que no se sabe es en qué momento ocurrió el doble asesinato. Frente a eso hay tres versiones encontradas: la primera, que los hombres fueron ultimados en el lugar donde quedó abandonado el carro, puesto que habitantes de la zona afirmaron que escucharon tres disparos luego de que vieron estacionarlo.
 
La segunda indica que los asesinaron en otra parte y luego los abandonaron, ya que otros de los testigos dijeron no escuchar nada. Una tercera versión, la cual apunta a ser la más probable según las autoridades, es que los hombres fueron ultimados con un arma con silenciador en el mismo sitio donde quedó el Aveo. Ninguna fue descartada.
 
IGLESIA RECHAZA CRIMEN


El secretario de la Conferencia Episcopal, monseñor Juan Vicente Córdoba,  lamentó y rechazó el asesinato de los dos sacerdotes en la localidad de Kennedy, en hechos que aún son materia de investigación.

Monseñor Córdoba se mostró acongojado y desconcertado por cómo sucedió el asesinato. “En un sector de Kennedy, en el barrio El Triunfo, el señor que va con ellos en el carro le dispara primero a uno y luego al otro sacerdote y sale corriendo, se sube a una motocicleta. No les roba nada”, dijo al relatar el hecho.
 
El secretario describió a los dos sacerdotes asesinados Rafael Reátiga Rojas y Richard Piffano Laguado, como dos personas entregadas a la comunidad con vocación pastoral y de servicio, a los cuales no se les conocían enemigos.
 
Según monseñor Córdoba, en 27 años han sido asesinados 74 sacerdotes en distintos hechos violentos. Una cifra que para la comunidad católica no tiene justificación, por el papel que desempeñan los sacerdotes en la sociedad. 
 
Por su parte los obispos de las diócesis de Soacha; monseñor Daniel Caro, y de Fontibón, monseñor Enrique Sarmiento, lamentaron los hechos y se sumaron a las personas que acompañan a los familiares de los clérigos asesinados.
 
Al respecto manifestaron “la expresión de dolor de las diócesis, obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, religiosos y laicos por el crimen a manos de la delincuencia común, de estos sacerdotes que prestaron valiosos servicios a las diócesis, pastores buenos, apostólicos, dedicados a sus comunidades”.

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