La pornografía infantil, la explotación sexual y el tráfico de migrantes para trabajos forzados son algunas de las manifestaciones más conocidas de la trata de personas. Sin embargo, este delito va mucho más allá de lo evidente, operando en los escenarios menos esperados.
¿Creerías que en el fútbol también existen redes de trata de personas? Este fue el caso de Phil Jackson Ibargüen, exfutbolista colombiano que jugaba como delantero y compartió equipo con destacadas figuras como Freddy Guarín y Radamel Falcao García, entre otros; quizá una de las víctimas más reconocidas de la trata de personas en el fútbol.
Ibargüen denunció en su momento ante el Ministerio del Trabajo de Colombia que fue víctima de trata de personas, ya que viajó a jugar a Europa con falsas promesas de varios clubes y jamás le cumplieron.
“Prácticamente tuve que trabajar gratis, así que no tenía dinero para llevar a mi familia al país”, fueron algunas palabras de su testimonio. Su petición fue escuchada y pudo escapar de Bosnia para reencontrarse con su esposa e hijos en Colombia, nueve meses después de vivir esta pesadilla.
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Sin embargo, casos como el de este exfutbolista se registran frecuentemente y no sólo en el fútbol. En otros escenarios como las artes, el cine, la presentación, el modelaje o el baile, se ofertan falsas promesas que se disfrazan de oportunidades como becas, trabajos o premios, pero cuyo objetivo es esclavizar.
Según la doctora en Educación, profesora y coordinadora de proyectos de investigación de la Universidad Simón Bolívar, Carolina Ramírez Martínez, si bien las maneras de engañar utilizadas por la delincuencia son diversas, hay un común denominador: las víctimas suelen vivir con necesidades financieras y/o carecer de oportunidades educativas o laborales, haciéndolas susceptibles a falsas promesas.
Con el fin de educar sobre este tema, cada 30 de julio se conmemora el Día Internacional contra la Trata de Personas, fecha que recuerda una cruda realidad mundial: más de 50 millones de personas son víctimas de este delito en el mundo, según lo afirma la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
¿Qué es la trata de personas?
Según el Protocolo de Palermo de las Naciones Unidas (2000), es un delito en el cual se capta, traslada y acoge a personas, haciendo uso de amenazas, fuerza o coacción, a través de prácticas como el rapto, el fraude, el abuso de poder y la vulneración, engañando con supuestos beneficios a las víctimas, para obtener su consentimiento y luego someterlas a la explotación.
Según Ramírez Martínez, este delito incluye diferentes fines como la explotación de la prostitución ajena, la pornografía, el turismo sexual, el matrimonio servil, la esclavitud sexual en grupos armados, clubes/”striptease”, “webcam” forzada, sextorsión o plataformas de citas, pero también ocurre cuando se ofrecen trabajos o servicios forzosos como la agricultura, ganadería, minería ilegal, construcción, trabajo doméstico, mendicidad ajena de menores y personas con discapacidad, reclutamiento forzado por grupos armados, esclavitud bélica o contratos fraudulentos donde el trabajador queda endeudado de por vida con el patrón.
El delito de trata de personas es reconocido por sus prácticas de esclavitud y servidumbre; incluso causa la obligación de trabajar para pagar préstamos y someter a las víctimas al control sobre la libertad de movimiento, apropiación de ingresos, ausencia de libertad y amenazas constantes.
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Según el Informe Anual de Trata de Personas 2024 de la Embajada de EE. UU. en Colombia, el país enfrenta un alarmante crecimiento de este delito, con 1.273 posibles víctimas reportadas en 2023, aunque se estima que el subregistro supera el 90 %. De estas, 602 fueron explotadas sexualmente (principalmente mujeres y niñas), seguido de 40 casos de trabajo forzado en minería, agricultura y servidumbre doméstica.
