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Nuevos modelos de trabajo, ¿una necesidad para las empresas en el 2023?
Jorge Matiz, Socio Director en Talengo Colombia, hace una reflexión sobre los modelos de trabajo para 2023 en las empresas.

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Nuevos modelos de trabajo, ¿una necesidad para las empresas en el 2023?
Jorge Matiz, Socio Director en Talengo Colombia, hace una reflexión sobre los modelos de trabajo para 2023 en las empresas.
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Domingo, 25 de Diciembre de 2022

Vemos desde hace dos años y medio como el mundo se ha expuesto a una clara y notoria transformación en la forma de llevar las dinámicas organizacionales. Una etapa que ha traído implicaciones para las industrias como en el mercado laboral, donde gran parte de la fuerza laboral se mudó a la virtualidad por condiciones de fuerza mayor en momentos donde las organizaciones aún, en su mayoría, no estaban preparadas para afrontar este cambio. 

Hoy, cuando estamos retornando a una nueva “normalidad”, los directivos luchan por encontrar el modelo ideal de cómo gestionar su talento e incrementar la productividad y eficiencia necesaria para llevar los negocios en momentos de gran adversidad y desafío, además está claro que la preferencia en los ejecutivos por modelos de teletrabajo y alternancia son los más apetecidos por la fuerza laboral en general.  

Lo anterior se debe a que el trabajo en casa se asocia para todas las generaciones, sumado a otras variables como una mejor calidad de vida y un manejo más eficiente del tiempo por la complejidad en los desplazamientos, aspectos cada vez más recurrentes que dejan entrever los ejecutivos en los procesos de búsqueda entre sus motivadores. 


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Por tal motivo; los modelos híbridos cada día ganan más adeptos, sobre todo cuando los colaboradores no desean renunciar del todo a la posibilidad de tener la flexibilidad de combinar las dinámicas del trabajo presencial con las bondades que hoy muestra el trabajo en casa. En Talengo, observamos como ejecutivos de diferentes sectores y disciplinas advierten como el beneficio de trabajo en casa (indiferente del número de días) es algo de gran valor como condición de vida laboral - personal al que no quisieran renunciar. Cuando se les habla de una oportunidad laboral, este es un factor crucial en querer aceptar una propuesta, más allá que exista una alternativa interesante tanto en lo salarial o como reto profesional. 

Como conclusión, se podría decir que aún nos encontramos en una fase de experimentación y no hay una verdad absoluta sobre el modelo ideal en esta materia, pero lo que sí es claro, es que en la última década se han dado más cambios que en los últimos cien años, donde se aceleraron hábitos y comportamientos que se venían dando paulatinamente, pero que con la evolución tecnológica y la era digital eran obligatorios. 


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Será importante poder poner en una balanza los pros y contras de los modelos que hoy nos rigen, donde nada es perfecto y existe la necesidad de tener en cuenta las amenazas para contrarrestarlas. No hay que perder de vista la importancia de las dinámicas de trabajo en equipo y de socialización como aspectos invaluables para crear una cultura organizacional. El poder construir espacios en los que se desarrollan ideas compartidas para llevar a las empresas a otro nivel, donde el contacto y relacionamiento directo entre las personas de una organización es imperativo.    

Todo en la vida es un equilibrio y desde esa perspectiva los modelos híbridos parecen ser una de las mejores alternativas. Hay que aprovechar el terreno que se ha ganado para seguir construyendo. Según datos del Banco Interamericano de Desarrollo, en América Latina y el Caribe se estima que mientras en 2019 solamente el 3% de los trabajadores se encontraban bajo la modalidad de teletrabajo, la cifra se incrementó entre 10% y 35% durante la pandemia, aun así, el concepto clave será seguir encontrando esquemas que permitan un equilibrio razonable entre la virtualidad y presencialidad. 

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Las acciones que más hacen las empresas son los programas dirigidos a los empleados, filantropía, responsabilidad social empresarial y voluntariado.
Magaly Rubio
Magaly Rubio

Antioquia (31%), Bogotá (30%) y Valle del Cauca (22%) son los departamentos y distritos donde las empresas hacen mayor inversión social en el país, de acuerdo con la Encuesta de Arquitectura Social Estratégica que hizo la ANDI.

En Norte de Santander, solo el 6% de las empresas hacen este tipo de inversión. La principal razón de la cifra estaría soportada porque el departamento tiene más vocación comercial que industrial. 

La encuesta presenta una cifra cercana a los $4 billones en la estimación de inversión social privada para 2020, lo que representa un aumento de 22% respecto a 2019, cuyo rubro alcanzó los $3,2 billones. 

En 2021, si bien se muestra una disminución frente a 2020, la inversión social asciende a $3,7 billones de pesos, comportamiento que puede explicarse, entre otros factores, a causa de las donaciones efectuadas para la mitigación de la crisis humanitaria enfrentando los primeros efectos de la COVID-19 en 2020, como año donde se desató esta crisis global y que reporta mayor valor de estas inversiones sociales.

En qué se está invirtiendo 

Según la encuesta, las acciones que más realizan las empresas en el marco de proyectos sociales son los programas dirigidos a los empleados o sus familiares (76%), seguidos de filantropía (74%), responsabilidad social empresarial (71%), voluntariado (43%) y nuevos negocios de impacto social positivo (35%).


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De manera detallada, el principal grupo de interés hacia el cual se dirigen los proyectos sociales en las empresas sigue siendo los empleados y sus familias (41%), seguido de niños, niñas y adolescentes (36%). Así mismo aparece la focalización de inversiones en jóvenes creciendo 7%, mujeres 5%.

El 76% de las empresas integra en su estrategia de inversión social, programas dirigidos a los empleados y sus familias, cuyas acciones se concentran en proyectos y actividades de bienestar con un 85%, seguido de capacitaciones con 71% y auxilios con 60%, el cual creció en 8% puntos porcentuales respecto a 2019.

En cuanto a la filantropía, en lo que más se concentraron los recursos privados fue en ayuda humanitaria con un 49% y educación con un 48%; seguidos de medio ambiente, salud y seguridad alimentaria.

En lo relacionado con la Responsabilidad Social Empresarial (RSE), el portafolio de proyectos de inversión se mantiene sin mayores cambios de preferencia con el predominio de medio ambiente y educación, aunque se evidencia una reducción significativa de 18% en ciencia y tecnología.

El estudio también reflejó la alineación de las empresas con prácticas de valor compartido, donde existe un gana-gana e iniciativas con doble propósito, es decir, mientras se mejoran las condiciones sociales, las compañías también reflejan beneficios, utilidades y un valor agregado para el negocio.

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