Un barbero venezolano de 27 años que vivía en Texas decidió emprender una batalla legal contra el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) de Estados Unidos, al que acusa de haberlo detenido de manera injusta y expulsado a El Salvador, donde terminó recluido durante cuatro meses en una cárcel de máxima seguridad.
La denuncia del migrante identificado como Adrián León Rengel fue presentada este jueves con apoyo de una organización de derechos civiles.
“Quiero limpiar mi nombre. No soy una mala persona”, dijo el ciudadano venezolano tras ser liberado como parte de un reciente intercambio de prisioneros entre Estados Unidos y Venezuela.
El trámite ante Estados Unidos sería la primera medida que toma uno de los 252 migrantes que fueron deportados de El Salvador a Caracas.
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Como parte de su queja, el hombre reclama 1,3 millones de dólares en compensación por daños físicos, psicológicos y la presunta violación de sus derechos fundamentales, según The New York Times.
El caso de León Rengel, junto al de muchos otros migrantes, comenzó luego de que el gobierno de Donald Trump diera aval a la utilización de la Ley de Enemigos Extranjeros —una norma de tiempos de guerra raramente usada en la historia reciente— para justificar detenciones y deportaciones de migrantes acusados de pertenecer a bandas criminales.
Por lo que Rengel el pasado 13 de marzo fue interceptado por agentes federales, y de acuerdo con The New York Times, los oficiales le ordenaron mostrar sus tatuajes y le informaron que eso bastaba para identificarlo como cómplice de la banda criminal venezolana Tren de Aragua.
Rengel fue llevado a un vuelo sin previo aviso y trasladado a El Salvador, donde pasó meses incomunicado.
Su único antecedente en Estados Unidos sería una falta menor por parafernalia relacionada con drogas en 2024, explicó su defensa. Aun así, el DHS lo clasificó como “amenaza para la seguridad pública”, según un comunicado de Tricia McLaughlin, subsecretaria de la agencia.
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Cabe resaltar que la Casa Blanca ha sido enfática en sostener que los migrantes irregulares en Estados Unidos deben ser tratados como criminales.
Durante semanas, su familia no supo de su paradero, mientras que el venezolano permaneció en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT), lugar donde afirmó haber sido golpeado con puños y bastones en el pecho y el estómago por parte de los guardias salvadoreños
“Si te reías, te pegaban. Si te duchabas, te pegaban. Si hablabas, te pegaban. Si te pillaban jugando, te pegaban”, relató a la prensa estadounidense.
Rengel continua con su vida en su país natal y asegura no tener intenciones de volver a EE. UU.
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