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Tras 4 meses en cárcel de El Salvador, venezolano dice que el Cecot es el infierno
Los venezolanos fueron recibidos por familiares, amigos y allegados.
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Keila Vilchez
Keila Vílchez B.
Jueves, 24 de Julio de 2025

Sonrisas, lágrimas de felicidad, gritos, algarabía y paz. Sobre todo tranquilidad y paz volvieron a sentir las familias de los 10 tachirenses que, ayer, regresaron a sus casas luego de estar cuatro meses y tres días detrás de los fríos barrotes del Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot) en El Salvador, tras ser deportados por el gobierno de Donald Trump, que mantiene una política migratoria dura desde el mismo instante que llegó a poder.

En Capacho, Lobatera, Rubio, La Fría, Coloncito con pancartas, globos alusivos a la bandera de Venezuela y música fueron recibidos los venezolanos. La lucha valió la pena, la perseverancia sirvió y la resistencia dio frutos dijeron amigos, familiares y allegados que desde la noche del pasado martes los esperaban en sus hogares.

Andry José Hernández Romero oriundo de Capacho fue uno de los últimos en llegar, porque él y  otros salieron desde Caracas en buses que fueron parando de estado en estado y de casa en casa dejando a los repatriados.


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“Gracias por apoyarme en este tránsito que no fue nada fácil, fueron meses y días de tortura, de agresiones en donde nunca veíamos la salida. Eran amenazas, golpes, dormíamos en una lata, comíamos con nuestros propios dedos, y lo peor era que nos decían que nuestros familiares nos habían olvidado, y que el Gobierno no iba hacer nada por nosotros”, dijo Andry tras el emotivo recibimiento de sus seres queridos.

Cuenta que le resultó una sorpresa cuando el 18 de julio les notificaron que estaban en libertad y que el Gobierno de Venezuela había intercedido por ellos. “Fueron los únicos que llegaron a rescatarnos a los 252 venezolanos que estábamos privados de libertad por Bukele. De verdad que hoy solo me queda dar gracias a Venezuela, y a todos ustedes por estar pendiente de todos nosotros y la llegada de cada uno de nosotros”, refirió.

 

Tachirense

 

El joven tachirense relató que cuando les pidieron las tallas aún dentro del Cecot pensó que era para un cambio de uniforme como el que le entregan a los deportados, pero cuando les llevaron la ropa era con la que llegó puesta a Capacho. “Nuestras pertenencias, ropa, teléfonos, prendas, el mismo centro penitenciario se las robó, y el bolso que hoy traigo que me lo entregó la Cruz Roja”.

Con los ojos brillosos de tanto llorar relató que tras sacarlos de las rejas del Cecot fueron llevados a una base militar y terminó de alegrarse cuando un funcionario venezolano, de Caracas, les dijo al grupo: buenos días chamos. “Al escuchar la palabra chamos, me sentí en casa y el alma me volvió al cuerpo, nos montamos al avión de Conviasa y nos dieron las instrucciones y Diosdado Cabello y Delcy Rodríguez nos reciben y nos llevan hacer los respectivos análisis médicos”.

Andry y otros 251 venezolanos fueron liberados el pasado viernes 18 de julio, tras un proceso de negociación entre el Gobierno de Nicolás Maduro y Washington, a través del cual a cambio Venezuela liberó a 10 ciudadanos estadounidenses detenidos en el vecino país y un número no precisado de venezolanos a los que EE.UU. considera presos políticos.

 

Tachirense

 

Los 251 venezolanos aterrizaron en Venezuela el aeropuerto de Maiquetía el lunes 21, y salieron en buses para las distintas regiones donde residen.

En Rubio, a 27 kilómetros de distancia, estaba la familia de Widmer Josneyder Agelviz Sanguino, que le dio una emotiva bienvenida al joven. Su tía Jhoanna Sanguino, quien trabajó por su liberación con el resto de los parientes de los venezolanos detenidos en el Cecot, manifestó su felicidad y agradecimiento por poder abrazar de nuevo a su ‘Chinito’, como ella le llama amorosamente.

 

tachirense

 

La historia de Widmer conmocionó porque él junto con su mamá y sus dos hermanos menores llegaron a los EE.UU. el 19 de septiembre de 2024 en un vuelo procedente de Ecuador, donde habían migrado inicialmente, como beneficiarios del programa de reasentamiento de Acnur y OIM, y aun así fue llevado detenido por sus tres tatuajes. 

El Cecot es el infierno

El Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot) en El Salvador fue construido con el fin de encarcelar a los integrantes de las bandas delincuenciales más temibles de ese país, y es considerada una de las cárceles más crueles en el mundo, debido a las condiciones en las cuales se encuentran los presos.

Allí fue donde enviaron a estos 252 venezolanos, en un hecho catalogado como una violación de derechos humanos y del debido proceso. Este grupo fue detenido por estar tatuados y supuestamente vinculados al Tren de Aragua, sin ninguna prueba.

Todos tienen tres cosas en común: son venezolanos, están tatuados y querían rehacer sus vidas en los Estados Unidos.

 

recibimiento

“El 23 de mayo de 2024 me fui con una maleta llena de sueños, pero esa maleta de sueños se convirtió en una pesadilla, pero esa tortura y pesadilla terminó, y no vuelvo a poner un pie fuera de la frontera, me quedo porque voy a luchar por mi país”, dijo visiblemente emocionado.

Andry enfatizó que la administración de Trump no tiene argumentos para discriminar a los venezolanos por tener tatuajes y relacionarlos con la banda criminal. “Pero esta es la única manera que pueda tocar a los migrantes venezolanos”.

Para este joven tachirense el “Cecot es el infierno”, así calificó este espacio. Relató que al ser llevados ahí los pasaron al módulo 8, “donde las dos primeras frases fueron devastadoras, nos dijeron: "bienvenidos al infierno del Cecot y ustedes llegan en calidad de condenados’. Pensamos que no volveríamos a salir”.


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