"Al principio es muy duro", cuenta García, madre de una niña de ocho años. "Hay que seguir adelante, después viene la aceptación. La mente es muy fuerte".
Sostiene que los nuevos pacientes ganan confianza y consuelo con la experiencia de estos trabajadores, que pasaron por experiencias similares.
"Sabemos lo que es la pierna fantasma, los calambres, acostumbrase a la cuenca (sistema de encaje)" de la prótesis, sigue García, que tras trabajar en otra empresa pasó a Zona Biónica.
"Estaba sin trabajo y aquí era mi segunda casa".
Escuchó de Zona Biónica a través de las entregas que hace esta empresa para regalar prótesis a personas de bajos recursos, sobre todo niños, a través de campañas en redes sociales.
García concursó, pero perdió. Consiguió su prótesis a través de una campaña de micromecenazgo, recurso al que muchos amputados apelan para financiar la compra de sus prótesis.
Es el caso de Cristhian Sequera Quintana, de 34 años, quien sufrió un accidente de moto en 2015. Tras cuatro años de sufrimiento, decidió amputarse las dos piernas, primero en 2019, y luego en 2021.
"Al principio no tenía mucha ganas de vivir", explica. "Necesitaba ayuda para bañarme, para hacer mis necesidades... pero ahora cambié, estoy mucho mejor. Con la prótesis, la cosa cambia".
"Ahora quiero trabajar y vivir, quiero seguir luchando por mí, mi hijo y mi familia".
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