Las renuncias se multiplicaron en Twitter después de un ultimátum de Elon Musk, dueño y jefe de la compañía estadounidense desde hace tres semanas, quien pidió a los empleados que sobrevivieron a una ola inicial de despidos que eligieran entre entregarse "completamente, incondicionalmente", o marcharse.
"Puedo ser excepcional, pero (...) no soy incondicional", tuiteó una exempleada de la plataforma, Andrea Horst, cuyo perfil de LinkedIn todavía dice "Gestión de capacidad y cadena de suministro (superviviente) @Twitter".
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Agregó el hashtag "#lovewhereyouworked" (ama el lugar donde trabajaste), al igual que muchos otros empleados que anunciaron su elección.
Según varios medios estadounidenses, cientos de trabajadores de Twitter optaron por irse el jueves.
La mitad de los 7.500 empleados de la empresa con sede en el estado de California (oeste) ya fueron despedidos hace dos semanas por Musk, y unos 700 empleados ya habían dimitido meses atrás, incluso antes de estar seguros de que la venta se concretaría.
El jueves por la noche, muchos usuarios de la red social, incluidos excolaboradores, periodistas y analistas, se preguntaron si el fin de Twitter estaría cerca.
"Y... acabamos de alcanzar un nuevo pico en el uso de Twitter", ironizó Musk, quien compró la plataforma por 44.000 millones de dólares el 27 de octubre.
Musk tuiteó también el conocido meme de un actor posando sobre una tumba. Tanto el hombre como la lápida estaban cubiertos con el pájaro azul logotipo de Twitter. La publicación recibió más de un millón de "me gusta".
En un tuit posterior, enviado el viernes, el multimillonario dijo: "Números récord de usuarios están iniciando sesión para ver si Twitter está muerto, ¡irónicamente, haciéndolo más vivo que nunca!".
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Oficinas cerradas
El jueves por la tarde, Twitter advirtió a todos los empleados que los edificios de la empresa estaban temporalmente cerrados e inaccesibles, incluso para el ingreso con tarjeta identificatoria, según un memorando interno divulgado por varios medios estadounidenses.
"Las oficinas reabrirán el lunes 21 de noviembre. Gracias por su flexibilidad. Continúe cumpliendo con las reglas de la casa al abstenerse de discutir información confidencial en las redes sociales, con la prensa o en otros lugares", sostenía el mensaje.
El miércoles, Musk pidió individualmente a los empleados de la red social que se comprometieran a "trabajar muchas horas a alta intensidad", "para construir un Twitter 2.0 revolucionario y tener éxito en un mundo cada vez más competitivo".
"Solo un desempeño excepcional constituirá una calificación aprobatoria", dijo en esta comunicación a la que tuvo acceso la AFP.
Los empleados tenían hasta el jueves por la tarde para hacer clic en la casilla "sí" y afirmar su compromiso con "el nuevo Twitter".
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Si no lo hacían, perdían sus trabajos y recibían tres meses de indemnización por despido, un método inusual incluso en Estados Unidos, donde las leyes laborales protegen menos a los empleados que en muchos otros países desarrollados.
Twitter no respondió a las solicitudes de AFP para comentar la nueva medida.
El jueves por la noche, se proyectaron mensajes contra Musk en la fachada de la sede de la compañía en San Francisco. Se podía leer "Elon Musk, cállate", "Para con el Twitter tóxico" o "Lanzándose a la quiebra", según fotos de Gia Vang, reportera de la cadena local NBC.
"Una gran aventura"
Docenas de exempleados y trabajadores actuales de Twitter se reunieron el jueves por la noche en "Spaces", las salas de audio de la plataforma, para apoyarse mutuamente y recordar viejos tiempos.
Los empleados que optaron por quedarse hablaron de su apego inquebrantable a la red social y su deseo de verla sobrevivir e incluso renacer.
"No tengo palabras, solo agradezco decir que pude conseguir el trabajo de mis sueños y hacer más de lo que jamás pensé posible. Ha sido una gran aventura", publicó en la red el jueves Deanna Hines-Glasgow, una "ex Tweep" (el apodo de los empleados de Twitter), quien fue gerente senior de cuentas de clientes en la red social, según su perfil de LinkedIn.
Esther Crawford, directora de desarrollo de productos de Twitter y una de las pocas gerentes que no han sido despedidas, que no han renunciado y que aún apoyan públicamente al nuevo líder, tuiteó: "A todos los Tweeps que decidieron hacer de hoy su último día: gracias por ser increíbles compañeros de equipo en medio de los altibajos".
"No veo el momento para ver qué hacen de ahora en más", agregó.
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