Con la mano derecha en la cadera, mientras que la otra recaía sobre su torso y su espalda se sostenía de un árbol, al tiempo que miraba para un lado y para el otro, evadiendo los gritos de una muchedumbre que lo señalaba de violador y pedía con enojo justicia.
Así inicia un video en el que quedaron grabados los últimos minutos de vida de Héctor Pikchu Mantuito, el hombre que luego apareció muerto por arma de fuego y encima de su cadáver un letrero que decía: ‘Por violador’.
La anterior escena se vivió la noche del lunes en la vereda Matemango del corregimiento de La Gabarra (Tibú).
En la grabación se ve cómo un hombre que llega al lugar vestido de camisa amarilla, gorra gris, portando un bolso negro y luego de que conversa con el señalado por la comunidad, ordenó bajar los teléfonos y pidió interrumpir toda grabación.
La acusación
Unos 45 minutos antes de que acorralaran al hombre, una menor de 8 años, estaba en una evidente crisis. Según se pudo conocer, la pequeña narró cómo fue víctima de un presunto intento de violación por parte de este hombre que ella reconoció y señaló.
“La niña en medio del llanto contó que luego de que Héctor pasó por su casa para que lo acompañara a comprar algunas cosas a la tienda, ocurrió todo”, señaló un testigo.
Según el relato, hacia las 5:10 de la tarde, el hombre se aprovechó de la confianza de la familia y se llevó a la niña, pero en el camino la desvió a un río, donde se bajó la sudadera negra con franjas naranjas y luego su ropa interior. “Ya cuando quiso montarse encima de la menor, ella empezó a gritar por ayuda y a pedir que no le hiciera nada”, agregó.
Como pudo la pequeña corrió y llegó a su casa. El hombre venía detrás de ella, pero no la alcanzó. Lo primero que dijo la niña a sus padres fue “él se bajó los pantalones”. La menor tenía el botón de su pantalón corto desabrochado al igual que el cierre estaba desencajado. Sus manos temblaban y lloraba.
La muerte
Hacia las 10 de la noche del lunes, el cuerpo de Héctor Pikchu Mantuito, de nacionalidad venezolana apareció tendido entre rocas y arena. Sus manos estaban atadas y cuatro impactos de bala lo dejaron ensangrentado y bocarriba con un cartel que sostenían dos piedras.
Sobre los presuntos responsables de esta muerte, nadie sabe ni comenta. La ley del silencio reinó esa noche.
En la zona hacen presencia las disidencias de las Farc y la guerrilla del Eln y los integrantes del Epl, también llamados Pelusos.