El gremio de los cultivadores de palma, Fedepalma, cumplió 60 años y los celebra con una producción récord, altos precios internacionales y unos ingresos que superan los 7 billones de pesos que, no solo benefician al productor, sino a 162 municipios y 21 departamentos de Colombia.

Nicolás Pérez Marulanda, presidente ejecutivo de Fedepalma, habló con La Opinión sobre el balance del sector, la deforestación y la ilegalidad en el Catatumbo, durante la edición 50 del Congreso Nacional de Cultivadores de Palma de Aceite 2022, que inició ayer en Bucaramanga.

¿Cuál fue el comportamiento de la producción de palma de aceite en 2021?
El 2021 fue un año histórico para la pamicultura colombiana. Tuvimos un récord de producción: 1.750.000 toneladas que sé que se juntaron con muy buenos precios internacionales, con una devaluación de peso que también favoreció el precio interno y esto llevó a que el valor de la producción, el año pasado, fuera cercano a los 7,7 billones de pesos. Este tiene la gran ventaja de que ese ingreso no solo benefició a los palmicultores sino a las economías de 162 municipios y 21 departamentos donde se siembra palma en Colombia.

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¿Se abrieron nuevos mercados?

Se han estado abriendo en el mercado interno. Nosotros atendemos tres segmentos: consumo humano, producción de biocombustibles y, recientemente, un segmento muy dinámico, aunque a un pequeño, el de alimentación animal. El aceite de palma se usa como complemento de los concentrados para animales y en el mercado internacional, a donde el año pasado enviamos cerca del 30% de la producción, 600.000 toneladas, el 50% se va para Europa y, recientemente, el mercado mexicano y brasilero se han vuelto en mercados muy importantes para el aceite de palma colombiano.

¿Cuáles son las proyecciones para 2022?
Bueno. 2022 arrancó muy bien el primer trimestre. La producción creció alrededor de 13% respecto a 2021 -recordemos que había sido un año récord-. Esperamos que la producción de este año, el año completo, sea similar o incluso un poquito por encima del año pasado con la ventaja adicional de que los precios han estado incluso mejores que los 2021, que ya eran precios bastante buenos. Así que vemos un panorama muy favorable con un clima que ha sido bueno para la producción de palma de aceite en todas las zonas de Colombia. Así que es un año muy positivo y con muy buenas perspectivas.

¿Cuáles son los departamentos con mejores resultados?
En el cultivo, son Meta y Santander, pero la realidad es que todas las zonas palmeras de Colombia han registrado aumentos en la producción. Este aumento en la producción de los ingresos se ha distribuido bien por todo el país.

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¿Cómo le fue a Norte de Santander?
El núcleo que está en Tibú, que es el núcleo más grande de palma. Actualmente es un núcleo muy interesante, donde hay mucha presencia de pequeños productores y eso está sirviendo allá como alternativa legal a los cultivos ilícitos, como retén al tema de la deforestación; es una labor muy importante la que está haciendo la palmicultura en esa región.

¿Alguna acción especial para esa zona del país?
El énfasis nuestro es en todo el país, pero particularmente en aquellas zonas donde están concentrados los pequeños productores, donde Tibú es uno de ellos, así que la idea es fortalecer la asistencia técnica para mejorar las prácticas del cultivo en los pequeños productores, aumentar su productividad y lograr que, con eso, estén mejor preparados para cuando venga el ciclo de los precios bajos que, lamentablemente, en agricultura siempre llegará.

¿Cómo se enfrentan a la ilegalidad en el Catatumbo?
Hemos tenido un trabajo muy cercano con el Gobierno Nacional, con las autoridades locales y nacionales. Infortunadamente, la seguridad en esa zona sigue siendo una preocupación, pero es a través del trabajo cercano con los productores, y de darles buenas oportunidades, que creemos que podemos contribuir a la pacificación de ese territorio.

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Palma, ¿sinónimo de deforestación?
Para nada, la palma en Colombia no ha sido un motor de deforestación. No lo decimos nosotros. El más reciente estudio que publicó el Ideam, muestra que menos del medio por ciento de la deforestación en Colombia, entre 2011 y 2018, estuvo relacionado, con alguna vinculación, con la palma de aceite.
En nuestro caso, no es una preocupación. En el sureste asiático ha habido muchos casos de deforestación asociada con este cultivo y por eso en el imaginario de las personas. Nosotros, por el contrario, hemos servido de retén para evitar la deforestación y hemos llevado legalidad y progreso a muchas zonas de Colombia.

¿Cuál es el balance o importancia de los campos experimentales de palma?
Los campos experimentales son fundamentales porque permiten que la investigación que se hace en mi palma esté acorde con las características de cada una de las zonas palmeras. Entonces, lo que tenemos es que cada uno de los campos que está ubicado en las zonas palmeras hace énfasis en la investigación de plagas, enfermedades de manejo hídrico de condiciones del suelo adaptadas a esas condiciones. 

¿Hay planes de abrir más campos experimentales en el país?
Por lo pronto, no hay planes de más campos experimentales. Creemos que con lo que tenemos (cuatro) son una base sólida para adelantar la investigación y buscar soluciones.

¿Hasta cuándo se mantendrán los buenos precios de la palma?
Parece que se van a mantener por unos meses más. La invasión de Rusia a Ucrania, que tuvo un efecto muy fuerte en la producción de aceite de girasol, ha mantenido altos los precios de todos los aceites vegetales. Así que, en el corto plazo, no vemos una caída en los precios internacionales.

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