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Salud
¿Realmente es el acetaminofén uno de los causantes del autismo?
El pasado 22 de septiembre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, lanzó una teoría sobre la relación entre el autismo y el consumo de acetaminofén durante el embarazo. La ciencia y la medicina reaccionaron para aclarar la polémica.
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María José Salcedo
Domingo, 5 de Octubre de 2025

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, hasta el 2021, en el planeta 1 de cada 127 personas tenía autismo, un trastorno del neurodesarrollo que afecta principalmente las habilidades de comunicación e interacción social, además de presentar intereses restringidos y comportamientos repetitivos. 

Sobre las causas que lo provocan no hay nada seguro. Según la evidencia científica, existen múltiples factores, tanto genéticos como ambientales, que pueden incidir en la aparición de esta condición. 

La edad avanzada de los progenitores, diabetes durante el embarazo, exposición prenatal a contaminantes atmosféricos o ciertos metales pesados, prematuridad, complicaciones graves al parto y bajo peso al nacer son algunas de las variables que pudieran dar origen al autismo. 

El uso de algunos medicamentos durante el embarazo, como el valproato y la carbamazepina, que se usan para el tratamiento de las convulsiones, podrían aumentar el riesgo, pero todavía no hay plena certeza de ello. 

Luis Carlos Ruiz, psicólogo y docente de la Universidad Simón Bolívar, sede Cúcuta,  considera que en materia de autismo “todavía estamos en pañales, buscando las causas, haciendo procesos de intervenciones, análisis, registros, pero todavía con múltiples hipótesis. Sobre el autismo todavía no hay verdades absolutas”, dijo.  

En este contexto, sobre la afirmación, con tinte de teoría conspirativa, que hizo el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, relacionando el aumento de los casos de autismo en su país con el consumo de acetaminofén durante el embarazo, Ruiz señaló que hace parte de la gran desinformación que existe alrededor de esta condición, que termina afectando el  manejo de las personas diagnosticadas, pero también de sus familiares.


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Donald Trump, presidente de los EE.UU.

“No tomes Tylenol (nombre comercial del medicamento en EE.UU.) No lo tomes. Lucha como un demonio para no tomarlo”, dijo Trump en conferencia de prensa el pasado 22 de septiembre, en la que estuvo acompañado por el secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr. 

Esta declaración prendió las alarmas entre las embarazadas, que comenzaron a cuestionarse sobre si tomar o no este medicamento (en caso de requerirlo), pero además en madres de niños autistas, despertó reproches y sentimientos de culpa, sobre todo entre aquellas que recordaron haber consumido el referido medicamento. 

Manejo irresponsable de la información 

Daniel Figueredo, abogado experto en salud y profesor de la Universidad del Rosario, señaló que aunque se vienen haciendo estudios para conocer la relación entre el acetaminofén y el autismo, “el presidente de los Estados Unidos está haciendo un uso irresponsable y alarmista de la información, frente a un tema que la ciencia todavía está discutiendo”, dijo. 

Sobre el impacto que estas declaraciones pueden tener en las mujeres que se encuentran en embarazo, las múltiples dudas e incertidumbres que pueden generarse alrededor de esta población, señala que “en este momento no se trata de creer o no, sino de generar unos mecanismos de información para no caer en prácticas dogmáticas”. 

Explicó que estas situaciones de incertidumbre se han repetido en diferentes momentos de la historia, por lo que recomienda no perder de vista los lineamientos sobre el consumo de acetaminofén tanto en Colombia -a través del Invima- como en el mundo. 

“Si bien podría haber un riesgo para la salud asociado al acetaminofén, mientras no haya un cambio en la indicación por parte de las autoridades científicas, pues tampoco hay una razón real para dejar de prescribir el medicamento”, dijo. 


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Corazón de rompe cabezas.
Difícil de diagnosticar y cuantificar

Uno de los inconvenientes que se presentan en el manejo del autismo tiene que ver principalmente con su difícil diagnóstico. 

En este sentido, Ruiz señala que la particularidad del autismo es que no se percibe a simple vista, no hay rasgos físicos que lo distingan, como en el caso del síndrome de Down, sino que se da a partir de la evaluación multidisciplinaria de ciertas conductas. 

Adicionalmente, el docente y psicólogo indicó que otra dificultad de diagnóstico tiene que ver con el fenómeno de “enmascaramiento” que se registra en algunos autistas, en los que se disimulan gestos o evitan hablar de ciertos intereses para no llamar la atención. 

Señaló que los padres quienes detectan las primeras señales, cuando los niños son muy pequeños. “Si se comienza a tiempo, podemos estar hablando más o menos de un año para que se pueda dar un diagnóstico”, dijo Ruiz. 

Sin embargo, aclaró que después de esa primera valoración se requieren varios años de seguimiento para poder confirmarlo. “Lo otro es que, por ejemplo, existen adultos que han recibido un diagnóstico tardío o nunca lo realizaron o no se les atendió. ¿Por qué? Porque se tiende a normalizar cierto tipo de conductas”, dijo.

“Por eso es difícil dar con un número exacto”, comentó, en relación a la ausencia de estadísticas oficiales sobre la incidencia de esta condición, salvo las que entrega la OMS.


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Embarazada toma acetaminofen.

En Colombia, por ejemplo, no existen cifras oficiales, aunque un registro particular de la Fundación Saldarriaga Concha, indica que entre el 16 y 20 por ciento de los niños menores de 15 años podrían presentar algún trastorno del desarrollo, entre ellos el TEA (trastorno del espectro autista)

Advirtió sobre los riesgos de los diagnósticos tardíos, como el aumento de la deserción escolar, mayor frecuencia a la depresión y la ansiedad; pero también habló de consecuencias más graves, como índices elevados de ideación suicida, fracaso laboral, así como relaciones sociales y de pareja más conflictivas. 

Más allá de las dificultades que plantea este trastorno,  aseguró que en Colombia se han dado pasos significativos en cuanto a la inclusión de las personas con autismo, aunque reconoce que debe haber una mayor celeridad y optimización en materia de atención.

Indicó que el alto grado de desconocimiento sobre este trastorno puede llevar a provocar un daño mayor en la persona autista, al no poder recibir una atención adecuada; indicó que la familia debe estar comprometida con el proceso, por eso se requiere un sistema de salud mucho más proactivo en ese sentido.  


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Datos históricos sobre el autismo

1747: Se registró el primer caso documentado de autismo por el escocés Hugh Blair de Borgue. 

1908-1934: En ésta época se relacionó el autismo con la esquizofrenia infantil. 

1938: Se dio el primer diagnóstico de autismo en el mundo por el psiquiatra austriaco-estadounidense Leo Kanner, tras evaluar al niño Donald Triplett, considerado el primer niño descrito en su artículo de investigación “Trastornos autistas del contacto afectivo”. 

Ese mismo año, Hans Asperger publicó por primera vez el nombre autismo para una condición específica y el primero en documentar muchos de los atributos de las personas autistas.

Sobre el acetaminofén: 

1878: Se sintetiza por primera vez.

1950: se populariza como medicamento y comienza su comercialización.

 

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