La temporada de diciembre y la llegada de las celebraciones como el Día de las Velitas, la Navidad o el Fin de Año, usualmente se registra un uso descontrolado de la pólvora.
Esto puede tener consecuencias negativas, especialmente para la salud de los niños. Aparte de los riesgos más latentes que son las quemaduras y la contaminación del aire, otro de los impactos perjudiciales que pueden tener en los más pequeños es su afectación auditiva.
La explosión repentina y fuerte de los fuegos artificiales puede causar daño auditivo, especialmente en los niños. Sus oídos, más sensibles que los de los adultos, son más propensos a sufrir lesiones, lo que puede resultar en pérdida auditiva temporal.
Según Gaes Junior, especializados en audiología infantil, los cohetes y fuegos artificiales “pueden alcanzar sonidos que van desde los 150-175 decibelios (dB) y es a partir de ruidos mayores a los 80 dB cuando ya comienza a afectar la audición”.
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De acuerdo con cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), “debido a prácticas de audición poco seguras, más de 1000 millones de jóvenes adultos corren el riesgo de sufrir una pérdida de audición evitable y permanente”.
“Para 2050 está previsto que haya casi 2500 millones de personas con algún grado de pérdida de audición y que al menos 700 millones requieran rehabilitación”, explica la entidad.
Otros de los riesgos a la salud que puede provocar la pólvora, según lo explica el sitio web de la Universidad de Antioquia, son daños internos en el cuerpo. “Los componentes de la pólvora, entre ellos el carbón, nitrato de potasio, bario y fósforo blanco, afectan el hígado principalmente, causan fallas hepáticas, neurológicas, alteraciones del potasio y alteran el transporte del oxígeno en la sangre (...) una inhalación prolongada del humo en espacios cerrados puede ocasionar daños neurológicos y enfermedades asociados con la movilidad como el párkinson, alteraciones cognitivas, en la memoria y el aprendizaje”, explicó María Gabriela García, toxicóloga y docente de la Facultad de Medicina.
Según Gaes Junior, especializados en audiología infantil, los cohetes y fuegos artificiales “pueden alcanzar sonidos que van desde los 150-175 decibelios (dB) y es a partir de ruidos mayores a los 80 dB cuando ya comienza a afectar la audición”.
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De acuerdo con cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), “debido a prácticas de audición poco seguras, más de 1000 millones de jóvenes adultos corren el riesgo de sufrir una pérdida de audición evitable y permanente”.
“Para 2050 está previsto que haya casi 2500 millones de personas con algún grado de pérdida de audición y que al menos 700 millones requieran rehabilitación”, explica la entidad.
Otros de los riesgos a la salud que puede provocar la pólvora, según lo explica el sitio web de la Universidad de Antioquia, son daños internos en el cuerpo. “Los componentes de la pólvora, entre ellos el carbón, nitrato de potasio, bario y fósforo blanco, afectan el hígado principalmente, causan fallas hepáticas, neurológicas, alteraciones del potasio y alteran el transporte del oxígeno en la sangre (...) una inhalación prolongada del humo en espacios cerrados puede ocasionar daños neurológicos y enfermedades asociados con la movilidad como el párkinson, alteraciones cognitivas, en la memoria y el aprendizaje”, explicó María Gabriela García, toxicóloga y docente de la Facultad de Medicina.
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