El suicidio de Molly Russell en 2017 en Londres volvió a tener eco este año luego de que un tribunal británico llamara a declarar a Instagram y Pinterest por considerar que contribuyeron a que la joven de 14 años se quitara la vida. Este es solo uno de los tantos casos que se suman al eterno debate sobre la responsabilidad de las redes sociales en la salud mental de los usuarios.

En el correo electrónico de Russell, según encontró el padre de la joven, había un mensaje que Pinterest le envió. En el asunto decía “Pins de depresión que te pueden gustar”. Y eso no es todo: en Instagram ella había reaccionado ante 2.000 publicaciones relacionadas con suicidio y depresión.

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En Iberoamérica el panorama es igual de preocupante sobre los efectos de las redes sociales en la salud mental. Un informe de la firma LYC, titulado “The Hidden Drug. Un estudio sobre el poder adictivo de la polarización del debate público” muestra que el nivel de polarización en estas regiones ha crecido casi un 40 % en los últimos cinco años y cada vez más personas participan de conversaciones polarizantes en los medios sociales.

Este resultado se dio luego de procesar más de 600 millones de mensajes en redes sociales, los cuales fueron recogidos entre el 1 de septiembre de 2017 y el 31 de agosto de 2022 en Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, España, México, Panamá, Perú, Portugal y República Dominicana.

“Esta adicción a las redes, y en especial a contenidos polarizantes, genera, tanto en las personas como en la sociedad, síntomas similares a los de una droga tipo c. Síntomas que pueden ser la pérdida de control, la absorción a nivel mental o la alteración grave del funcionamiento diario de la persona”, se lee en el informe.

En Colombia, temas como los derechos humanos y el aborto son los que más polarizan a la sociedad, el racismo y la libertad de expresión ocupan el tercer y cuarto lugar, respectivamente.

Redes sociales: efectos en la salud mental

El psiquiatra Milton Murillo desmiente el mito que relaciona a las redes sociales como la causa de este tipo de reacciones. Explica que aquí el factor es más cómo los usuarios llegan a ese momento a las plataformas. Es decir, pueden ser personas que están pasando por momentos de ansiedad, frustración o tristeza, y ciertas plataformas se prestan para el desahogo de esos elementos. Sin embargo, “no quiere decir que todos lleguen en ese plan”.

“Hay que estar pilas cuando la salud mental, cuando el equilibrio y la funcionalidad se empiezan a ver afectados por el uso de las redes sociales, no son las redes las que nos enferman, sino el uso que les demos y cómo llegamos allá”, agregó Murillo.

Estos entornos digitales tienen unas particularidades que han incidido en nuestra manera de percibir el mundo, se prestan para pensar la distancia de una forma distinta: que no está más cerca quién esté a dos metros, sino con quién se pueda interactuar más rápido.

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Juan Gabriel Vásquez, psicólogo clínico, dijo que las redes sociales son otros escenarios más que hay que aprender a modular con la vida, como ocurre en el trabajo, con los amigos y en los espacios cotidianos, porque “donde hay un desequilibrio hay una dificultad, y estos espacios pueden generar esto también”. Y cuando habla de desequilibrio se refiere, por ejemplo, a una adicción a estas plataformas.

Según el Ministerio de Salud, los colombianos pasan más de 10 horas frente a una pantalla cada día, de las cuales 3 horas y 45 minutos las invierten al uso de las redes sociales. Además, explicó que cuatro de cada cinco jóvenes afirman que el uso de las redes sociales les genera ansiedad.

Ante este panorama, hay plataformas que ya están tomando cartas en el asunto, como es el caso de Kwai, la app de videos cortos, que compartió los siguientes consejos para disfrutar las redes sociales y a la vez cuidar la salud mental:

1- Desactivar las notificaciones: silenciar estas alertas tiene un gran beneficio para la salud mental, ya que muchos de estos avisos pueden impedir que disfrute a plenitud momentos de “hobby” o con la familia y amigos.

2- Analizar lo que va a publicar: procure ser crítico con lo que comparte en las redes sociales y reflexionar sobre esto es importante para determinar qué contenido aporta y es útil para sus seguidores. Además, tenga en cuenta el poder de su voz, no sabe de qué manera pueden afectar a otro creador y espectador con alguna publicación.

3- Establecer límites: la línea entre los mundos “online” y “offline” es cada vez más fina, lo que hace difícil el estar presentes en el momento y satisfacer las necesidades de tener contacto humano. Es importante intentar desconectarse, tomarse un descanso de las redes sociales de vez en cuando y pasar tiempo con los seres queridos.

4- Mantener el respeto con otros usuarios: decir las cosas sin llegar a un insulto o hacer sentir mal a los usuarios por el tipo de contenido que sube a las redes sociales, si no le gustan las publicaciones de algún creador, lo adecuado que debe hacer es dejar de seguirlo para no afectar la salud mental tanto del creador como del seguidor.

Más ayudas

Este año, Instagram también lanzó un nuevo servicio con el que ofrece ayuda. Al escribir en el buscador las etiquetas #ansiedad y #depresión, los resultados arrojan un canal de comunicación y orientación.

“¿Podemos ayudarte?” es el mensaje que aparece. Al hacer clic en esta herramienta, aparecen tres opciones:

1- Hablar con un amigo: esto permite enviar un mensaje o llamar a alguien de confianza.

2- Hablar con un voluntario de una línea de ayuda: da la posibilidad de llamar o escribirle a una persona calificada que pueda escuchar y ayudar. En Colombia una de las entidades que está presta para ayudar es la Fundación Sergio Urrego.

3- Consejos generales: entrega una lista de recomendaciones sencillos que son útiles en momentos difíciles, pequeñas acciones como no tomar decisiones importantes durante 24 horas, ponerse en contacto con alguien, hacer ejercicios de respiración durante 3 segundos y exhalar durante 5 (repetir esta acción), cambiar de entorno (salir, abrir las ventanas y puertas), beber agua, comer saludable y darse una ducha.

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