Un total de 81 niños venezolanos, con sospecha de cáncer, fueron atendidos por el Hospital Universitario Erasmo Meoz (HUEM), de Cúcuta, entre junio y diciembre de 2021, según Pilar Serrano Hellal, representante legal de la Fundación Niños y Niñas con Cáncer Soñar.
Esta fundación, que funciona en el tercer piso del centro de salud más grande de la ciudad, busca el bienestar de niños y adolescentes con cáncer, pero la presencia de la población extranjera ha generado un reto tanto en la parte operativa como de financiación.
En diálogo con Serrano Hellal, la representante de la fundación sostiene que en el Sistema de Salud Pública (Sivigila), entidad que tiene como responsabilidad el proceso de observación y análisis objetivo, sistemático y constante de los eventos en salud en el país, solo aparecen los niños colombianos, por lo que lanza un llamado de alerta.
“Yo pregunté en la Unidad de Oncología Pediátrica del HUEM donde me constataron que 117 niños fueron consultados por alguna patología relacionada con el cáncer, algunos fueron trasladados a otras ciudades, otros se descartaron porque los síntomas se confunden con otras enfermedades, otros murieron”, manifestó la vocera de Fundación Soñar.
Tras recibir la atención médica oportuna en Colombia, y después de presentar diferentes síntomas alarmantes como síndrome febril, 16 de estos menores fueron confirmados con cáncer, activándose la atención integral por parte de la Fundación Soñar, por lo que estas familias se radicaron en la ciudad.
Además del reto de atender a la población, Serrano Hellal sostiene que el centro asistencial y la fundación no cuentan con los recursos necesarios para continuar con los procesos, por lo que considera una cifra alarmante que, de los 117 niños consultados, 81 sean de procedencia extranjera.
“Es una cifra bárbara, de una u otra manera afecta las finanzas del hospital porque se está trabajando con el mismo presupuesto que es para atención a los colombianos. Es un esfuerzo sobrehumano, no es solo niños, sino adultos, es de pensar, es preocupante. El estado dice que responde, pero los recursos llegan a cuentagotas, eso hace que se vaya creciendo la deuda”, señaló.
Desde la Fundación Soñar, por su objeto social, que es el de darle atención a niños, niñas y adolescentes, no importa si se trata de población colombiana o venezolana o colombo venezolano, por lo que, antes de comenzar el repunte de casos, se alcanzó a gestionar su nacionalización.
“A mí no me importa de donde vengan, al fin y al cabo, es un niño o niña con cáncer, yo le doy atención integral sea colombiano, venezolano o colombo venezolano. Yo he tenido niños que sus papás son colombianos y se pudieron nacionalizar antes de que se desbordara el fenómeno. Nosotros ayudábamos guiándolos con los trámites en la Registraduría, afiliación a las diferentes instituciones que permitían su atención”, comenta.
Según Serrano, el fenómeno comenzó en 2016, debido a que antes de esa fecha no se veían pacientes con cáncer venezolanos en el centro asistencial cucuteño.