En el último día del Más Fest, los nortesantandereanos pudieron escuchar la motivadora historia de Christian Byfield, un apasionado escritor e instagramer de viajes que prefirió cambiar su futuro como ingeniero industrial para recorrer el mundo.
Desde muy joven se había interesado por la biología y la antropología, así que les comentó a sus padres sus deseos de estudiar carreras relacionadas, pero como estas no generan buenos ingresos, optó por realizar un pregrado en Ingeniería Industrial en la Universidad de los Andes.
Se graduó y comenzó a trabajar en una banca de inversión, en donde hacía modelos financieros y recibía un gran sueldo, pero, a pesar de tener un destino trazado y seguro, no sentía pasión por su labor.
En febrero de 2012, Byfield no pudo asistir al cumpleaños número 60 de su padre por culpa de su jefe, quien le dijo “usted no es el dueño de su tiempo (....) Yo tampoco pude ir al funeral de mi abuela por estar trabajando acá. Lo importante es el trabajo”.
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Lo anterior, hizo que se cuestionara sobre lo que realmente quería para su vida y empezó a buscar otras opciones laborales, una de ellas fue ser azafato en la aerolínea Qatar Airways, un cargo que le permitiría cumplir su sueño de viajar, pero no pasó por estar sobre calificado.
Más adelante, mientras estaba en un viaje de negocios, fue al parque arqueológico San Agustín (Huila) y se alojó en un hostal, conoció a un ‘gringo’ que le recomendó disfrutar la vida, porque no sabía en qué momento “su vida se va”.
Para ese entonces, Christian soñó hacer un viaje alrededor del mundo. Trabajó, ahorró y usó el dinero que tenía guardado para hacer una maestría en Administración de Empresas (MBA) para comprar un tiquete que le permitiría recorrer el mundo.
“Me siento con mis papás y les cuento mi plan, a mi mamá no le gustó mucho la idea, me dijo que yo tenía una vida ya asegurada, con un gran futuro y que qué me pasaba. En cambio, mi papá me dijo que le hiciera, que uno vive para ser feliz”, expresó.
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Renunció a su gran cargo, se despidió de sus padres y se embarcó un 22 de diciembre de 2013 rumbo a Etiopía. Allí, sus miedos despertaron y quiso regresar de inmediato a casa.
Cuando estuvo en el volcán Erta Ale, sintió una energía poderosa, un momento de asombro y fortaleza, cambiando por completo su perspectiva.
La sonrisa
Un día, caminando por las calles de África, le sonrió a una mujer muy bonita, quien le devolvió el gesto. No hablaba su idioma, pero se sentía conectado y confiado a través de esa acción, así que comenzó a coleccionar sonrisas y calcular qué porcentaje de personas lo hacen.
Las cifras que recolectó son que en Etiopía el 98% sonríe de vuelta, en Irán la gente también lo hace, en India son alrededor de un 30% (pero tenía que menear la cabeza para que le correspondieran) y en China son menos del 8%.
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Faltaban dos meses para terminar su recorrido y tenía que decidir si este continuaba o no. En sus planes, también estaba ‘salir del closet’ y contarle a su familia su orientación sexual. Al final, extendió su viaje hasta quedarse sin fondos.
Byfield escribió correos de sus aventuras, encuentros y momentos en diversos países a sus amigos y al editor de la revista de Avianca, con quien quería trabajar y en efecto, le ofrecieron escribir artículos para la aerolínea, siendo su primer texto ‘Espejos gigantes en territorio panda’.
Actualmente, le pagan por hacer lo que ama, captura sus experiencias a través de fotografías y relatos, las comparte por sus redes sociales y publica libros. “Mi invitación es que les sonrían a sus miedos y hagan lo posible para vencerlos, enfrentarlos y que emprendan su viaje personal en algo que realmente los haga vibrar”, afirmó.
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