Norte de Santander ha sufrido grandes afectaciones durante décadas por fenómenos asociados a movimiento en masa del suelo, tanto en zonas rurales como en centros poblados, con víctimas fatales, desplazamiento de personas, pérdidas materiales y enormes extensiones de terrenos para la labranza y el pastoreo.

Hay casos recientes registrados en Villa Caro y Ábrego, donde un proceso de remoción en masa en la parte alta de la vereda El Molino represó el agua en una enorme laguna, que al fracturarse provocó una avalancha que se llevó a su paso todo lo que encontró, sufriendo la peor parte la población de El Tarrita, cuyos daños no han terminado de cuantificarse.

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En la vía Chinácota-Toledo, a la altura del páramo de Mejué, una remoción en masa taponó la vía durante algunos días afectando la comunicación entre estos dos municipios, con material de arrastre que llegó muy cerca de varias viviendas, un riesgo latente para esas familias.

Las alarmas están encendidas igualmente en Cáchira, en donde la temporada de lluvias ha ocasionado grandes afectaciones en la zona rural, donde cientos de familias están en peligro debido a un proceso de remoción en masa que inicio el noviembre pasado en la parte alta del corregimiento La Vega. El fenómeno se viene presentando en una montaña donde la tierra se agrietó producto de las fuertes precipitaciones, afectando las veredas La Explayada, El Salobre, San Agustín, Paramito, Calichana, pero además, se sumó en esta oportunidad la vereda Boca de Monte. 

Toledo ha sido igualmente golpeado por deslizamientos de tierra en su zona rural, particularmente en las veredas El Palmar Alto y El Palmar Bajo, donde meses atrás tras un fuerte aguacero rompió el terreno en la ladera de una montaña, que represó el agua de una quebrada y provocó una avalancha que arrasó cultivos, ganado y animales de corral, en fincas ubicadas en la parte baja.

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El casco urbano de Gramalote fue destruido por un proceso de remoción en masa, el 16 y el 17 de diciembre 2010, año en el que Norte de Santander y otras regiones del país estuvieron bajo los rigores del Fenómeno de la Niña, lo que obligó a refundar el Nuevo Gramalote en la vereda Miraflores, proceso de construcción que aún no está terminado en su totalidad.

Un fenómeno de remoción en masa, llamado reptación, está destruyendo lenta e inexorablemente el casco urbano de Herrán desde hace más de cuatro décadas, donde se ha registrado el agrietamiento de calles, edificaciones públicas y el desplome de muchas viviendas, calculando los expertos que más del 50 por ciento del pueblo está afectado por la falla geológica. 

Un panorama desalentador

El Servicio Geológico Colombiano define técnicamente que un movimiento en masa es el desplazamiento de material (suelo o roca) ladera abajo por acción de la gravedad. Ocurren cuando se altera el equilibrio de las fuerzas que actúan sobre los materiales, es decir, cuando después de la lluvia, el agua se infiltra en el suelo y aumenta el peso del material a desplazarse, o cuando el agua circula por alguna zona de debilidad entre materiales que facilitan el desplazamiento de unos sobre otros. También pueden ocurrir cuando un sismo sacude el terreno o cuando los humanos intervienen una ladera, realizando cortes para construcción de vías, viviendas u otro tipo de infraestructura.

Expertos geólogos en Norte de Santander coinciden en que lo ocurrido en las últimas semanas obedece principalmente a un invierno de tres años como efecto del Fenómeno de la Niña. En segundo lugar, porque el departamento cuenta con una topografía muy quebrada y en tercer lugar porque son suelos nuevos que no aguantan la saturación de agua por las intensas y prolongadas lluvias, determinando los procesos de desplazamiento en masa en varios municipios.

Las remociones en masa -manifestaron- van a seguir ocurriendo, incluso una vez se haga presente el Fenómeno del Niño, marcado por un periodo largo de sequía, porque muchos de esos terrenos que son arcillosos, se van a contraer y a generar grietas y posibles deslizamientos”.

Estructura de los suelos  

Édgar Alfonso Rodríguez Araujo, director de plan de estudios de ingeniería agronómica y decano encargado de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad  Francisco de Paula Santander (UFPS), explicó que los movimientos masales son desplazamientos de suelo causados por exceso de agua en el terreno, provenientes por ejemplo de las lluvias que están cayendo en algunas localidades de Norte de Santander, y por la fuerza de gravedad, cuando el agua llega al suelo aumenta el peso del mismo haciéndolo rodar.

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Según Rodríguez, que es PhD en suelos, en los deslizamientos se pueden diferenciar cuatro partes principalmente: la superior que es la parte escalonada del deslizamiento que se conoce como cabeza; el cuerpo que es la parte central y deprimida donde el mayor porcentaje de suelo es el que desplaza cota abajo; la tercera parte es la zona baja elevada que produce acumulación de los sedimentos y es conocida como pie, y finalmente la zona expandida originada por un flujo de tierra que se denomina frente. Las dos primeras son zonas donde hay pérdida de suelos y las dos últimas, donde hay acumulación de todo el material que ha caído de la parte alta.

Así mismo, esos movimientos en masa pueden ocurrir por resecamiento del suelo, saturación del material con abundante agua producido por la lluvia, modificaciones hechas por erosiones anteriores, variaciones del material como cuando se intervienen vías y hay movimientos de tierra, variaciones que van a generar en muchos casos esos fenómenos.

Esos procesos de remoción en masa principalmente se pueden deber a impactos que genera la minería, por ejemplo en esta zona la extracción del carbón, así como la agricultura extensiva, dejar pastoreando el ganado libremente sobre las montañas, pueden estar ocasionando gran parte de esos procesos erosivos, sumado a la cantidad de lluvia y a la condición de tener suelos inceptisoles que son jóvenes y frágiles y que al no tener cobertura vegetal pueden estar sufriendo procesos erosivos muy grandes, como las erosiones en masa que se han evidenciado en algunos municipios del departamento.

Acciones

Las alternativas pasan por hacer siembra y resiembra de espacios que están muy susceptibles a generar procesos de erosión, entonces sembrar cobertura de corte alto, corte medio y corte bajo, teniendo como base los árboles maderables, frutales y plantas como leguminosas, respectivamente, y pastizales que son fundamentales para ayudar a amarrar el suelo, como el pasto Vetiver, que es una de las plantas que sirven para este propósito, por tener mucha raíz permite que el suelo se mantenga estable durante mucho tiempo.

En toda la zona media o alta del departamento, donde existen montañas y donde en muchos casos por malas prácticas agrícolas se están viendo afectados los suelos,  se hace necesario comenzar a ejecutar acciones desde la Gobernación de Norte de Santander, las alcaldías y del orden nacional, para crear conciencia entre la población a fin de que esta situación se remedie de alguna forma, poblar los cerros, darles cobertura, no dejarlos desprotegidos e implementar buenas prácticas agrícolas y ganaderas que permitan mejorar la condición en esas zonas del departamento. 
 

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