La observación de aves es una de las actividades ambientales y científicas que en los últimos años cobró fuerza en Norte de Santander, permitiendo determinar que de las casi 2.000 especies existentes en Colombia, 714 se encuentran en esta zona del oriente colombiano, como lo determina la plataforma virtual internacional eBird.
Estos animales voladores y terrestres han estado ligados al desarrollo de la humanidad. Algunos son fuentes de alimentación. Otros desempeñan un papel vital en la ecología, haciendo parte de las cadenas y redes ecosistémicas.
Unos cumplen la misión de esparcir semillas, otros como los colibríes polinizan las plantas que producen néctar, transportando en el pico, patas y plumas el polen que esparcen en las flores, y también los hay para ejercer el control biológico al consumir mosquitos, moscas, zancudos, escarabajos, polillas y demás otros insectos que atacan los cultivos.
Para los expertos y estudiosos de las ciencias, los pájaros son animales que por su naturaleza miden la sensibilidad de las condiciones ambientales, aportan a la riqueza científica e investigativa.
En Norte de Santander, el avistamiento de aves se ha convertido en un arte contemplativo que involucra a profesionales de distintas carreras, que fomenta la conciencia en materia de conservación de la fauna, en especial aquellas especies que están en peligro de extinción o endémicas por la acción desmedida del hombre.
El interés se soporta con la conformación de grupos aficionado de observadores en Pamplona, Bochalema, Pamplonita, Cúcuta, Arboledas y Ocaña, entre otras localidades con menor incidencia.
En estas localidades se tiene registros de especies nativas y que se convierten en puntos de atracción turísticas, entre ellos los cóndores andinos, colibríes, tangaras y palomas.
La labor
Uno de quienes en la región tiene mayor conocimiento sobre el particular, es el biólogo en formación de la Universidad de Pamplona y vocero del grupo de Observadores de Aves Ruwásira, Alberto Peña, quien afirma que el trabajo en Norte de Santander es significativo al permitir que se conozca la biodiversidad de especies existente y de registrar nuevos hallazgos.
“Hemos participado a nivel departamental en los últimos Global Big Day, y con salidas de campo se han fortalecido las listas de especies nativas o endémicas y migrantes”, destaca.
Como producto de esas acciones se cuenta con registros en la plataforma mundial de eBird, en donde en la sección “Explorar” se digita Norte de Santander, figurando allí los registros o listas con las especies, los observadores y los sitios de interés para el avistamiento de aves.
“Hemos encontrado especies que nunca se habían visto en nuestro departamento ni en el país, provenientes de los Andes de Venezuela, como el colibrí “heliangelus mavors” que tiene la garganta anaranjada. De esta especie no se tenían registros fotográficos”, revela.
Peña, quien hace parte la Sociedad Ornitológica del Nororiente Andino (Sonora), se encuentra en la fase final de imprimir un libro exclusivo de los colibríes en Pamplona, en el que tiene reseñadas 44 especies.
Y su tesis de grado va orientada a determinar el número de cóndores en la región, a describir cómo habitan, señalar los peligros que los acechan y determinar los nombres que les dan los nativos en los sectores de los páramos Santurbán y Almorzadero.
En concepto del biólogo, la observación de aves cumple varias funciones, entre ellas las investigativas, el encontrar nuevos registros, identificar costumbres y fomentar el turismo que a su vez motiva a que las comunidades se empoderen de la conservación de las especies y de las zonas en que habitan.
Alberto Peña figura en el primer puesto de observadores de eBird por Norte de Santander, seguido por Wilson Ortega, Camila Serna Ovallos, Jorge Avendaño, Pablo Flórez, Luis Cotes y Jesús Ernesto Rangel, entre otros.
En Ocaña
Yolanda Pulido hace parte del Club Zorzales de Ocaña, que se ha consolidado en la observación, registros e investigación de las aves en la provincia.
En esa zona se tienen registros del hormiguero pico de hacha (clytoctantes alixii), urracas, cardenal, toches y otras aves que frecuentan la reserva natural de Torcoroma.
También figuran las 17 especies de colibríes de la lista de Pulido, quien es ingeniera ambiental.
En Arboledas
Otro de los “pajareros” de Norte de Santander es Wilson Ortega Rozo, del Observatorio de Aves de Arboledas.
El grupo logró que del municipio cediera para el cuidado y protección de la fauna y la flora la reserva forestal Piedra Gorda en donde se pueden contemplar aves y otras especies animales en peligro de extinción.
Entre sus aciertos figura el registro de un colibrí endémico (saucerottia castaneiventris) que habita en localidades rurales de Santander y que extendió el hábitat a esa región de Norte de Santander.
Arboledas en la actualidad contabiliza 250 especies de aves, entre ellas el vaco colorado, cormoranes, garzas, tangaras, carpintero, ermitaño, tucanes y la urraca verde, entre otras vistosas más.
Quienes quieran hacer parte de la aventura de observar aves en sus municipios, puede participar en el Global Big Day del 8 de mayo de 2021.