Desde el momento en que las unidades de la Sijín de la Policía Metropolitana de Cúcuta recibieron la información de que, en la vereda Ayacucho, de San Cayetano, funcionaba un complejo de cocaína al servicio del Ejército de Liberación Nacional (Eln), iniciaron todas las pesquisas para hallar la estructura y destruirla e ir tras los integrantes de esta organización.
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Los investigadores establecieron que un hombre conocido como ‘El Caleño’ o ‘El Viejo’ sería el propietario del laboratorio artesanal de procesamiento de cocaína, con capacidad para producir al menos una tonelada mensualmente.
La estructura funcionaba en una finca que estuvo abandonada durante varios años, por lo que los presuntos miembros del Eln la invadieron hace aproximadamente seis meses para producir la cocaína que posteriormente era exportada hacia Europa y Estados Unidos por Centroamérica.
“Los delincuentes invadieron la finca y se las ingeniaron para adaptar el terreno, que es inestable y húmedo, para construir el laboratorio en el que se cree que trabajaban varias personas”, contó una fuente judicial cercana a las pesquisas.
La investigación
En medio de las indagaciones, la Policía conoció que esta estructura pertenecía al frente urbano Carlos Germán Velasco Villamizar del Eln.
Los integrantes de esta organización armada ilegal llevaban la base de coca hasta el laboratorio, donde la procesaban y la convertían en cocaína de alta pureza, por lo que allí, las autoridades hallaron diferentes máquinas e insumos necesarios para la producción de la droga.
Extraoficialmente se conoció que los ‘narcos’ obligaban a los mineros de la zona a que les transportaran los insumos y los demás elementos que necesitaban en el laboratorio, en camiones y volquetas.
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“En esta vereda hay minas de carbón, entonces los ‘elenos’ amenazaron a las personas para que les transportaran las cosas en los vehículos de carga pesada, advirtiéndoles que el que no cumpliera las órdenes tenía que afrontar las consecuencias, según la información de inteligencia”, explicó la fuente.
Con esa información, los uniformados lograron que un juez expidiera una orden de allanamiento al laboratorio, por lo que la madrugada del lunes, un grupo de policías y soldados llegó a la zona para desmantelar la estructura.
Sin embargo, por la complejidad del terreno, las autoridades no pudieron avanzar en vehículos hasta el lugar indicado, por lo que tuvieron que caminar durante al menos seis horas por una zona boscosa, reforzando los controles de seguridad para no ser atacados en el camino.
Finalmente, a las 7:00 de la mañana llegaron al sitio, donde encontraron un marciano, 350 kilos de clorhuro de calcio, 550 de soda caustica y 90 kilos de permanganato de potasio.
También, los uniformados se incautaron de 90 galones de ácido sulfúrico, 275 de ACPM, 200 litros de ácido clorhídrico, dos plantas eléctricas, un ‘gusano’ de diez bocas, dos compresores, una lavadora, 30 recipientes plásticos, doce tanques de agua, un tanque de plástico de 2.000 litros, una prensa hidráulica y una máquina de sellar. Estos insumos están valorados en al menos $1.000 millones.
En el sitio también encontraron papeles con los que identificaban cada ‘panela’ de cocaína, marcados con el número 56, lo que referencia al cargamento que se producía en este laboratorio.
“Ese número también lo graban en la ‘panela’ para que, en dado caso de que se roben la droga sea más fácil de encontrar, o los ladrones tengan que rasparla para borrar esa marca y así pierden varios gramos por cada kilo”, señaló la fuente.
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