José Martín Cruz, presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) en Norte de Santander, allegado a los extranjeros, resaltó la labor del Gaula de la Policía e instó a la comunidad a que confíe en la institución y no acceda a pagar las millonarias sumas que exigen los delincuentes sin tener ninguna vinculación con las víctimas.
“Queremos comentar la favorabilidad de hacer la denuncia oportuna. Una acción delincuencial colocó a una familia en riesgo por un supuesto secuestro. La denuncia oportuna ante el Gaula logró evitar el pago de una extorsión de 50 millones de pesos y recuperar a estas personas que estaban con incertidumbre en la zona rural”, expresó el líder sindical.
Entre tanto, el coronel Francisco Narváez, comandante operativo de la Policía Metropolitana de Cúcuta, insistió en que, cuando suceda un hecho similar, las personas no deben pagar las exigencias que les hacen, sino alertar de inmediato a las autoridades.
Las recomendaciones
Un integrante del Gaula dio algunas recomendaciones para que las personas no sean ‘presas’ fáciles de la modalidad de falso servicio. Entras estas está la de verificar si la persona que lo está contratando tiene alguna oficina o un contacto de fácil acceso. Además, tener certeza de que el servicio por el que lo van a contratar sea real.
Asimismo, es importante que cuando se vaya a hacer un desplazamiento por fuera del casco urbano, se alerte a algún familiar para que haga un seguimiento constante.
Las autoridades insistieron en que, en caso de sospechar de ser víctimas de esta modalidad, se comuniquen a la línea nacional del Gaula 165, o al número 3232756110, donde rápidamente se les brindará asesoría.
“Queremos que las personas también se acerquen a las instalaciones del Gaula y denuncien, acá los asesoramos, les enseñamos a manejar la calma y entramos en proceso de negociación con el equipo de investigadores”, explicó una fuente judicial.
En enero de este año se han conocido al menos doce casos de la modalidad de falso servicio. No se han dado capturas, porque estos hechos se originan desde la cárcel, intimidando a las víctimas y sus familias a través de llamadas telefónicas.
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