Quinta Teresa
El 4 de agosto de 1887, Cristian Andresen Moller adquirió cuatro solares que conformaban el área total del lote donde años más tarde se construye la Quinta Teresa. Inicialmente fue la sede de la casa comercial de la sociedad Cristian Andresen y compañía, luego fue residencia de sus dueños y desde 1927 es la sede principal de la Institución Educativa Sagrado Corazón de Jesús.
Fue construida por el ingeniero y general Domingo Diaz, pero varios historiadores no descartan la idea de que algunas personas influenciadas por el recuerdo de villas y castillos europeos, hayan colaborado con el ingeniero constructor, esto se puede observar en la mezcla de diferentes corrientes arquitectónicas que tiene la fachada principal lo que hacen de ella una construcción única.
Su nombre radica en honor a la esposa Teresa Briceño de Andresen Moller.
La Quinta Teresa ha tenido varias modificaciones en su estructura interna, pero siempre conservó las líneas generales así como su aspecto externo primitivo.
La construcción de una imponente quinta que sirviera de casa de habitación para su familia constituida con su esposa la cucuteña Teresa Briseño, y otra parte como bodega y sede comercial de la sociedad mercantil a su cargo.
Don Christian falleció en Alemania en 1899, y doña Teresa continuó habitando esta residencia hasta probablemente 1913. En 1914 ofreció al Gobernador del Departamento en venta su quinta que valía $60. 000 pesos por la mitad de su precio, siempre y cuando se destinase únicamente a la enseñanza departamental.
En 1928 el colegio del Sagrado Corazón de Jesús de Cúcuta dejó de funcionar en la casa municipal para pasar a ocupar la Quinta Teresa, bajo la dirección de los Reverendos Hermanos Cristianos, condición que se mantuvo vigente por más de ocho décadas.
En el año 2014 se llevó a cabo un proceso de recuperación y restauración de la casona, que había sido declarada Monumento Nacional en 1996, teniendo en cuenta su valor arquitectónico, histórico y significativo dentro del contexto urbano como herencia del periodo de la arquitectura republicana de la transición entre los siglos XIX y XX.
El siete de febrero de 2015, fueron inauguradas las obras de restauración de la Quinta Teresa de Cúcuta. Veinte años atrás había sido declarada Monumento Nacional.
El proyecto de restauración estuvo coordinado por la arquitecta Vela Vicini y le ejecución de los trabajos estuvo a cargo de Segundisalvo Pardo Barreto.
En total, al hoy Centro Cultural Quinta Teresa se le invirtieron $2.795 millones, dineros aportados en su mayoría por el Ministerio de Cultura y gestionados por la administración departamental.
La Quinta Teresa está ubicada en la avenida cuarta entre calles 15 y 16. Su primer propietario fue Cristian Andressen, quien el 4 de agosto de 1887, compró los lotes para la antigua mansión que bautizó con el nombre de su esposa Teresa Briceño.
Actualmente el Centro Cultural Quinta Teresa es manejado por la Secretaría de Cultura de Norte de Santander.
Quinta Cogollo
La esquina nor-occidental de la avenida 4ª con calle 16, es la sede de la famosa Quinta Cogollo una de las construcciones emblemáticas de los cucuteños.
Los alemanes establecidos en Cúcuta estaban vinculados con los que formaron parte de la inmigración llegada al Estado Soberano de Santander hacia 1871. Entre las casas de comercio establecidas en Cúcuta por alemanes estaba la sociedad Minlos, Breuer & Cia.
Finalizando 1883, Cristian Andresen Moller y Werner Steinworth, establecieron “una Sociedad Mercantil Colectiva que girará por la razón social de ‘Andresen Moller & Cia.’, en reemplazo de la sociedad Minlos, Breuer & Cia.”
Fue el señor Werner Steinworth,socio de don Cristian Andresen Moller, quien construyó en la esquina nor occidental de la calle 16 con avenida 4ª, la Quinta Steinworth, años más tarde llamada Quinta Cogollo.
Cuando doña Teresa Briceño de Moller vendió el 11 de agosto de 1926, la Quinta Teresa al departamento Norte de Santander, pasó a vivir durante un tiempo en esta quinta y posteriormente a Villa Andresen, la casa quinta ubicada en la calle 15 con avenida 5ª.
Esta quinta, posteriormente fue residencia de don Arturo Cogollo, propietario de la Casa Cogollo & Cia., establecida en Cúcuta a principios del siglo XX, por los hermanos Arturo, Mario y Blanca Cogollo viuda de Jácome.
Como dato curioso, queremos reseñar que en la primera página de la edición 2018 del martes 21 de noviembre de 1922, el periódico El Trabajo, publicó el siguiente aviso: “Antigua Quinta Cogollo. Esta simpática y pintoresca finca, compuesta por abundantes árboles frutales, pastos, huertas y pesebreras, situada en el centro de esta población a un lado de ‘Puente Tatuco’, se vende por motivos de ausentarse su dueño. Informes: En Pamplona, su propietario Eugenio Prato, y en Cúcuta, Jorge E. Soto”. Lo que los cucuteños conocemos como Quinta Cogollo, fue durante la década de los 60’s y 70’s, sede del colegio militar Agustín Codazzi, posteriormente de la Corporación Educativa del Oriente y actualmente de la Universidad Antonio Nariño.
En los años 70 funcionó en esta casona el Colegio Agustín Codazzi que en alianza con la Corporación Educativa del Oriente ofertaban los llamados programas Técnicos Profesionales Intermedios.
En 1994 la propiedad fue adquirida por la Universidad Antonio Nariño, donde funciona hasta la actualidad.
Quinta Yesmín
En la primera década del siglo XX llegaron a la región migrantes libaneses y turcos que se dedicaron al comercio de mercaderías varias y textiles, además de tierras urbanas y rurales. Uno de ellos fue don José Abrajim, quien junto con su esposa Nayibe Elcure de Abrajim, fueron los propietarios originales del predio, siendo la quinta herencia familiar.
La Quinta Yesmín estuvo ocupada los años 35 y 45 por las oficinas de Colombian Petroleum Company; posteriormente en los años 50 por el Instituto Colombo Americano y actualmente es la sede principal del Diario La Opinión, el medio informativo más importante del departamento.
En el año 2001, fue declarada Bien de Interés Cultural Municipal.
La Quinta Yesmín ha conservado su esencia, su carácter, que la remonta a las construcciones de principio de Siglo XIX, donde imperaba el estilo español. Es decir, la cañabrava, madera, hierro, tejas de barro, tapia pisada, piso de gres hecho a mano, y techos de por lo menos tres y cuatro metros de altura.
Las casas donde vivían las personas adineradas se caracterizaban por diseños que rompían los esquemas tradicionales: antejardín, rejas de hierro forjado hechas y traídas de Alemania.
A nivel de infraestructura, los ventanales de madera, tipo balcón, protegidos por rejas con arabescos y por fuera sobresale, a manera de columnas en el techo, una especie de triángulo con acabados de la época barroca aún existen. Allí, en alto relieve, en cada uno de los balcones, se destaca la palabra Quinta y Yesmín, que por lo general el transeúnte no puede casi apreciar por la frondosidad de los árboles.
Aún conserva las dos gradas para acceder por la puerta principal a las que se les anexaron, especies de pasamanos, también con arabescos en hierro forjado, que se “estrellan” contra un par de columnas cortas, para dar paso a un semi-arco de madera. Hasta hace una década colgaba allí el aviso de La Opinión, pero con motivo del cumpleaños 40, el arquitecto Álvaro Hernández Valderrama lo hizo fundir en bronce, en el piso marmolizado.
El portón de la entrada, que son dos hojas grandes de madera gruesa, con altos relieves, fue recuperado. El acceso al mezzanine, (que eran unas escaleras de tablas) donde quedaba la oficina del doctor Eustorgio Colmenares Baptista se quitó y se le dio más privacidad, dando lugar a una escalera en forma de caracol, en madera y hierro, pero con entrada por el pasillo.
Hasta el día de hoy, sus propietarios la conservan en su estructura y belleza y solo han hecho cambios menores, sobre todo a raíz del incendio del que fue objeto en el 2005.
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