Dos retos principales
Justamente son esos los dos retos que imposibilitan a las personas para comprar su casa propia:
1. Cultura del Ahorro: para comprar vivienda, una persona tiene que contar con un porcentaje de recursos propios que, por lo general, debe ser mínimo de un 20 a un 30%, pero es difícil que una familia consolide el hábito de ahorrar dicha cantidad de recursos para acceder a la compra.
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2. Acceso al crédito: si una familia logra tener el porcentaje de recursos propios, pero no tiene un buen historial crediticio, no será sujeto de crédito y no podrá comprar.
Dos vías para cerrar la brecha de las personas que no están bancarizadas
Uno de los factores determinantes que implica la compra de vivienda, es el acceso a crédito hipotecario, y estas son las salidas:
1. Cultura de ahorro: vuelve y juega, necesitamos una cultura del ahorro. Es indispensable que cada familia pueda aportar su parte correspondiente a recursos propios, pero esto se consigue a lo largo de meses, o incluso años.
2. Inclusión financiera: debemos asegurar el acceso y uso responsable del crédito bancarizado y formal de las familias colombianas. Es una realidad que algunas personas pueden sentir que se les cierran las puertas para adquirir experiencia crediticia, factor indispensable para acceder a créditos de vivienda.
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Esto, a su vez, abre las puertas a la informalidad y las familias tienen que pagar tasas inmensamente superiores a las de usura, como sucede con los "gota a gota" o "paga diario". Ante esta problemática, la startup, aparte de garantizar viviendas con descuento, también ofrece soluciones financieras gestionando el crédito a la medida de las personas.
Pero, ¿realmente cómo plasmar en un ejemplo el beneficio de la casa propia vs. el arriendo?
Aquí se puede hacer un ejercicio sencillo, ya que, si comparamos el hecho de pagar arriendo contra pagar una cuota de un crédito, el 100% del valor del arriendo es un gasto, y la familia no construye patrimonio. Lo contrario sucede con el pago de una cuota que, aunque puede ser superior mes a mes que el pago de un arriendo, parte de esa cuota va pagando gradualmente el capital del crédito, y al cierre de los 20 años que puede durar el crédito, la familia no solo será dueña del 100% del precio que pagó por dicha vivienda 20 años atrás, sino también del 100% de su valorización durante 20 años.
“Ahora bien, si llevamos esto a un ejemplo práctico en dinero, con un supuesto de valorización constante y conservador del 5% anual, una vivienda que se compra el 1 de enero del 2023 en 100 millones de pesos podría venderse por encima de los 250 millones de pesos en 20 años. Como resultado podría concluirse que la familia que pagó arriendo durante ese tiempo, al final tendría un patrimonio de cero costo, mientras que la familia que decidió comprar vivienda, en esos mismos 20 años, tendría cero deudas y un patrimonio de 250 millones de pesos. Este es un ejemplo sencillo que transmite lo que nos enseñaron los abuelos: tener casa no es riqueza, pero no tenerla sí es pobreza", concluye Felipe Echavarría.
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