Hay un pasaje escalofriante en la Biblia por la crueldad con la que actúa un hombre ante su esposa, a quien señala de adúltera, infringiéndole una despiadada muerte.
Se trata del capítulo 19 del libro de los Jueces, que en los versículos 29 y 30 narra un fatal crimen que ante las leyes actuales encaja perfectamente en el perfil de feminicidio: “Y llegando a su casa, toma un cuchillo, y echa mano de su concubina, y despedázala con sus huesos en doce partes, y las envió por todos los términos de Israel. Y todo el que lo veía, decía: Jamás se ha hecho ni visto tal cosa, desde el tiempo que los hijos de Israel subieron de la tierra de Egipto hasta hoy. Considerad esto, dad consejo, y hablad”.
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La historia de ‘El levita y su concubina’, como se reconoce este pasaje de las sagradas escrituras, es el punto de partida a un estudio que hace el grupo de investigación Didaskalia de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Javeriana, “mediante la lectura contextual, es decir, interpretando este pasaje tanto desde el contexto histórico en el que fue producido como desde la historia de vida de cada una de las mujeres participantes”, según los investigadores, para llegar a la pregunta ¿Es posible utilizar la Biblia para combatir la violencia de género?
Efectivamente en el estudio que hicieron los docentes javerianos durante dos años, quienes estuvieron reuniéndose periódicamente con cuarenta mujeres pertenecientes a tres organizaciones sociales, desarrollaron con ellas la investigación en torno a la lectura contextual de este pasaje.
“Trabajamos con Huellas de Arte, un grupo de personas que vive y convive con VIH. La mayoría son mujeres de familia infectadas por sus parejas. También involucramos a Sueños sin Límites, un colectivo de mujeres que ejercen la prostitución. Y a Lideresas de la Alianza, un grupo acompañado por la Comunidad de las Hermanas Adoratrices (y cuyas integrantes) estuvieron en el mundo de la prostitución y ahora están en una etapa de resignificar sus vidas”, explica José Luis Meza Rueda, miembro del equipo investigador.
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Hoy cuando la violencia contra la mujer en sus diversas formas, al igual que los feminicidios, engrosan dolorosas estadísticas en el país, Norte de Santander y Cúcuta en particular no escapan a ese fenómeno, lo que hace pertinente reflexionar en torno a lo que está sucediendo, visibilizar el problema y colectivamente incidir para que esta realidad cambie.
Condena de la Iglesia católica
El padre William Aguilar, vicario general de la Diócesis de Cúcuta, dice que América Latina sufre una marcada violencia contra la mujer, que la Iglesia católica condena, mas si se trata de asesinatos, que se convierten en casos de feminicidio, que es cuando se mata a una mujer por odio, venganza, por desprecio, entre otras situaciones que ponen a la mujer como víctima.
Feminicidio, definido por la activista Diana Russell, citada en el estudio, explica de manera sencilla diciendo que “es cuando los hombres matan a las mujeres motivados por el odio, el desprecio, el placer o por la suposición de propiedad sobre ellas”, problemática, que según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es particularmente preocupante en América Latina, donde se registran las tasas más altas del mundo en este tipo de violencia.
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El padre Aguilar dice que en ese contexto se puede ver que la Biblia tiene esos soportes, como lo indica uno de los textos en el libro de los Jueces, de aquella mujer que es violentada y asesinada, “un acto que la Iglesia rechaza, toda vez que nosotros como miembros de esta comunidad eclesial somos defensores de la vida y la Iglesia siempre ha rechazado la violencia de género, al tiempo que muestra un camino de cómo relacionarnos a nivel familiar, social y de pareja”.
Agrega que el papa Francisco en una reciente homilía condena la violencia contra las mujeres, llamando la atención al decir que “herir a una mujer es herir a Dios”, porque es ultrajar a Dios que tomó la humanidad de una mujer, en el caso de la Virgen María, siendo el papel de la mujer de servicio, entrega y generosidad en la Iglesia, por eso la Iglesia católica, la Biblia y la palabra de Dios defiende a la mujer y más en estos hechos de violencia de género.
El papa también ha dicho que la Iglesia es madre, el lugar que le da Dios a la mujer dentro de la institución, porque así como una mamá vela por sus hijos, también lo hace la Iglesia con cada uno de los creyentes: vela, cuida, ayuda y protege, según Aguilar.
Entonces, “para responder a la pregunta de si mediante la Biblia podemos combatir la violencia de género, se debe decir que sí se puede. Hay textos que soportan esta afirmación, por ejemplo, los salmos 11 y 140”.
El Salmo 11 dice: “El Señor pone a prueba al hombre honrado, pero repudia al hombre injusto, al hombre violento, aquellos que atacan a la mujer, que la maltratan física y sicológicamente, y aquellos que van hasta el extremo de asesinarla”.
Y en el Salmo 140: “Señor líbrame de los malvados, protéjame de los violentos. Al hombre honrado Dios lo bendice, al malvado la violencia lo domina”.
Estas expresiones permiten indicar, de acuerdo con lo que manifiesta el estudio sobre la violencia de género de la Universidad Javeriana, especialmente sobre el feminicidio que está afectando a las mujeres, que la Iglesia está en contra de ese tipo de abusos y siempre ha defendido a la mujer, a la que se le reconoce su papel protagónico, no solo en la sociedad, sino también en la vida y en la comunidad espiritual, puntualiza el vicario Aguilar.
Mujer protagonista de la historia
El pastor cristiano Dorian Campo coincide en que sí es posible desde la Biblia combatir la violencia de género, “porque desde la perspectiva del texto sagrado, la mujer es protagonista de la historia, el presente y futuro de la salvación”.
Agrega que la mujer se concibe como la solución ideal para un problema divino en la expresión “no es bueno que el hombre esté solo” y la descripción específica que su creador hace de ella es “ayuda idónea”.
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Advierte el pastor, que es importante hacer aquí una reflexión sobre el termino idónea en su lengua más próxima a dicha expresión. En hebreo antiguo Idónea literalmente significa la parte opuesta, la contraparte, la que ve el otro lado. Por lo tanto ha de entenderse la labor clave de la mujer en relación con el hombre y con la sociedad, es con ella con quien se puede tener una mirada distinta del entorno y se logra una visión 360 grados de la vida.
Campo explica que los textos de la Biblia que tratan asuntos de la mujer, tienden a resaltar su gran papel protagónico en plan salvífico y muestran la manera en la que Dios actúa en su favor.
Aquí cita a Elisabeth Badinter, filósofa feminista francesa, historiadora, eurodiputada, profesora de filosofía en el École Polytechnique en París, quien en su libro ‘¿Existe el amor maternal?’ dice que «Jesús proclamó que la autoridad paterna no estaba establecida en interés del padre sino en el del hijo, y que la esposa-madre no era su esclava sino su compañera. Al predicar el amor al prójimo, Cristo ponía un freno a la autoridad, viniera de donde viniese. Fortaleció el compañerismo y por consiguiente la igualdad entre los esposos, e hizo del matrimonio una institución divina. De ese modo ponía fin al poder exorbitante del marido, a su facultad de repudiar a la mujer y a la poligamia.
Cita igualmente a la entonces primera ministra de Alemania Angela Merkel, a quien le preguntaron sobre cuál debiera ser el referente para atender de mejor forma la migración europea, ella afirmó que respetaba todas las creencias pero que estaba convencida de que los valores del cristianismo permitían un mejor trato del asunto.
El pastor cristiano dice que en extensión a este pensamiento es también dado reafirmar que la Biblia y su lectura y práctica comunitaria es clave para la reincorporación de los valores que previenen las formas de violencias hacia los niños, niñas, adolescentes, jóvenes, ancianos y desde luego a la mujer en todas las áreas y niveles de la sociedad.
Asegura que las comunidades donde la fe cristiana es proclamada, la participación de la mujer está entre el 50% al 75% y desde allí se construyen comunidades protectoras contra todo tipo de violencias y son plataformas para impulsarlas en emprendimiento, autoempleo, desarrollo profesional, ejercicio de liderazgo, participación en política entre otros.
Dice finalmente, que en estos tiempos donde hay tanta confrontación sin referentes sólidos para prevenir todas las formas de violencia contra la mujer, es estratégico regresar a las narraciones del libro sagrado donde se establecen los valores de la dignidad, integridad y libertad sobre los cuales el hombre y la mujer deben desarrollar todo su potencial para hacer del mundo un espacio más seguro, viable y feliz.
Estadísticas escalofriantes
Entre enero y noviembre de 2021 se registraron 577 feminicidios en Colombia, donde las víctimas fueron mujeres entre los 15 y los 74 años, siendo el mayor registro entre los 35 y 39 años, según datos del Observatorio Feminicidios Colombia.
Tan solo en noviembre del año pasado ocurrieron 52 feminicidios en 18 departamentos del país (56% del territorio nacional): 8 en Valle del Cauca; 7 Bogotá; 7 Antioquia; 5 Norte de Santander; 3 por cada uno de los departamentos de Boyacá y Cauca, 2 por cada uno de los departamentos de Atlántico, Chocó, Cundinamarca, Huila, Magdalena, Nariño, Tolima; 1 por cada uno de los departamentos de Cesar, Córdoba, Santander, Arauca y Sucre.
En Norte de Santander fueron asesinadas 21 mujeres en Norte de Santander.
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