Tres años después de la emergencia con recursos propios la administración local ejecuta la restauración de la cubierta del templo histórico de San Diego de Boquiní en el corregimiento de Pueblo Nuevo, comprensión rural del municipio de Ocaña.
Debido a los riesgos el finado obispo de la diócesis de Ocaña, monseñor Luis Gabriel Ramírez Díaz, ordenó en plena pandemia el cierre del centro de concentración de los feligreses y las homilías se efectuaban en casas vecinas.
Los primeros auxilios corresponden a la primera fase para la recuperación del patrimonio histórico y cultural, lo que requiere la inyección de más recursos para promover el turismo religioso hacia el centro poblado.
“Hicimos un gran esfuerzo presupuestal para no permitir la caída del templo con una inversión de 120 millones de pesos y hoy podemos dar tranquilidad, no solamente a los habitantes del centro poblado, sino a los turistas. Resta pintar toda la edificación para activar ese lugar”, reiteró el mandatario.
Lea además: Mincultura revisará estado del complejo histórico de San Francisco, en Ocaña
Los líderes seguirán tocando puertas a nivel departamental y nacional con el propósito de lograr la restauración total de esa reliquia arquitectónica que data del año 1797.