Hace trece años durante la administración de Yebrail Andrés Hadad Linero, cuando se inauguró con ‘bombos y platillos’ la moderna subestación de policía, los dirigentes de la región no se percataron del inminente peligro que corrían los estudiantes del colegio Edmundo Velásquez del corregimiento de Otaré, comprensión rural del municipio de Ocaña.
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La edificación se ha convertido en una pesadilla para los habitantes del centro poblado, ya que los niños corren el riesgo de ser alcanzados por las balas y artefactos explosivos durante los hostigamientos.
Los moradores de la zona recuerdan un enfrentamiento ocurrido en el año 2016, cuando un policía perdió la vida y al propietario de un restaurante le fue amputada una pierna durante la incursión guerrillera. No se alcanzan a imaginar lo que pueda ocurrir con los menores de edad.
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Ante esa situación la Defensoría Regional del Pueblo emitió las alertas tempranas donde se ordena la reubicación del colegio que alberga a más de 500 estudiantes. Sin embargo, se han colocado todas las trabas y hasta la fecha ni siquiera se ha comprado el lote a pesar de que fueron destinados mil 300 millones de pesos, durante el mandato del gobernador Edgar Díaz para levantar la nueva estructura, denunció el presidente de la Junta de Acción Comunal Gustavo Emigdio Lanzziano Molina.
Las acostumbradas trabas
En julio del año 2017 un juzgado ordenó al municipio de manera perentoria la adquisición de un lote y a la gobernación de Norte de Santander la asignación de los recursos necesarios para el traslado inmediato del plantel educativo.
Los trámites se hicieron, pero algunas inconsistencias en la matrícula inmobiliaria en la oficina de Catastro e Instrumentos Públicos malogró la compra.
El hijo de esa tierra, médico cardiólogo Jorge Lemus Lanzziano, rebajó el predio avaluado en 160 millones de pesos, a 100 millones para facilitar el proceso, pero la solución se ha dilatado.
El abogado, Ángel Eduardo Chinchilla Durán, asegura que fueron muchos los tropiezos y por ahora es incierto el rumbo de los recursos gestionados por el congresista Ciro Rodríguez ante el Ministerio de Educación Nacional para la nueva sede educativa.
La mandataria de esa época, Miriam Prado Carrascal, solicitó facultades al concejo para la compra de un bien inmueble con destino a la construcción de la infraestructura educativa.
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“Como un baldado de agua fría cayó entre la comunidad de Otaré, la decisión del concejal Savier Sánchez Ojeda de hundir en primer debate el proyecto que buscaba dar trámite a la aprobación en aras de mejorar el ambiente escolar de más de 500 estudiantes y que los alejaría de ser el escudo de la estación de policía acantonada en ese corregimiento, ubicada al lado del centro educativo”, anota el profesional del derecho.
No conciben un acto de buena fe
Mientras el concejal ponente no permitió que el proyecto fuera a debate en plenaria, según él, por inconsistencias en el área a comprar y el valor a pagar, la alcaldesa Miriam Prado se mostró decepcionada por la decisión, según ella, el valor del lote era de 165 millones de los cuales la administración iba a pagar 100 y los otros 65 serían donados por el propietario del terreno.
Igualmente, explicó en reiteradas ocasiones que se podía corregir el área del lote en la escritura, y remediar los inconvenientes en el transcurso del debate del proyecto, pero la insensatez primó por encima del clamor del pueblo, reitera el abogado Ángel Chinchilla.
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Existe una luz de esperanzas de retomar la iniciativa en la recta final de la actual administración para mitigar los riesgos, pero ha faltado voluntad política.
“Eso se lo comió el gato”
Por ahora, existe incertidumbre sobre la suerte de los recursos asignados o el traslado hacia otras regiones del país, ante la negligencia de los dirigentes de la región.
“Esa platica se perdió, se la comió el gato”, exclama el vocero comunal Gustavo Emigdio Lanzziano.
Asegura que está próximo a cumplir 4 años de muerto el rector de la institución quien lideró el proyecto, José María Lanzziano y hasta la fecha no se ha nombrado el reemplazo, mucho menos se garantizará el traslado de la institución.
“La gente está cansada de tantas mentiras, ya se acercan las elecciones, vuelven los mismos a prometer y caemos en el error de votar por ellos ya que se olvidan de las necesidades del pueblo”, indica.
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Mientras tanto los padres de familia siguen con el credo en la boca, elevando las oraciones al todopoderoso para que libre a sus hijos de todo mal y peligro, recalca el líder social.
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