A la deriva
La situación es compleja y se requiere la intervención de los entes de control y el Ministerio Público para mejorar las condiciones de vida de los afectados, indica el presidente de la Junta de Acción Comunal, Álvaro Rangel.
Asegura que hasta la fecha no se vislumbra una alternativa para las 130 familias damnificadas por la catástrofe natural. “Muchas personas, en medio del desespero toman el riesgo de volver a las fincas para conseguir el sustento diario. No cuentan con plata para sostener a sus hijos. La gente está cansada de las visitas de funcionarios del Gobierno y siempre los cambian, generando la confusión”, reitera.
Consideran como un retroceso el retiro de los funcionarios de la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo, ya que se debe empezar de cero.
“El 15 de noviembre de 2024 nos percatamos que las carpetas se extraviaron y no se cuenta con el soporte necesario para continuar el proceso del reasentamiento. Se perdió el tiempo empleado con la búsqueda de fincas cercanas”, recalcó.
Los voceros manifiestan que ese desorden no se convierte en excusa válida para olvidarse de las familias que aún están afectadas por el desastre natural.
“Estamos completamente abandonados y solo contamos con la interlocución del personero para la adquisición de unos predios seguros a la orilla de la carretera con el fin de levantar una vivienda digna”, agrega Rangel.
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Recalca sobre las precarias condiciones en las que se encuentran los damnificados. “Al comienzo recibimos mercados y nos visitaron una gran cantidad de delegados de los distintos ministerios, ahora con la crisis humanitaria del Catatumbo y la Conmoción Interior, nadie se acuerda de las penurias”, puntualiza el líder, que espera una mirada del Gobierno nacional hacia las personas que se gana el día a día como jornaleros.