Los grandes retos
Álvarez Trillos reconoció que los desafíos son numerosos, especialmente por las dificultades de orden público y el mal estado de las vías. El trayecto entre La Ye y Tibú, por ejemplo, puede tomar hasta seis horas con los tanques cargados debido al difícil acceso y a las condiciones precarias de seguridad.
A ello se suman las obras viales que actualmente se ejecutan en Ocaña, necesarias para el desarrollo de la región, pero que generan restricciones. Los transportadores solicitan que las medidas sean más flexibles, ya que el cierre de esta arteria vial obliga a desviar la ruta por Pamplona, Bucaramanga y Ayacucho, lo que incrementa los costos operativos —más peajes, combustible y tiempo— y en ocasiones los obliga a trabajar a pérdida.
La dirigente señaló que es indispensable que los transportadores sean escuchados en las decisiones que impactan directamente su labor. Se estima el tránsito de unos 700 tractocamiones por el eje vial, y recordó que el transporte de crudo solo está permitido entre las 5:00 a. m. y las 6:00 p. m.
“Hicimos gestiones en Bogotá para que nos autorizaran pasar por Ocaña con el fin de facilitar la circulación”, puntualizó.
También insistió en la necesidad de construir las vías perimetrales de Ábrego y Ocaña para desviar el tráfico pesado del casco urbano.
Lea además: Concejo le advierte al alcalde de Ocaña que estampilla pro adulto mayor es intocable
“Estamos completamente embotellados en esos lugares. Nosotros movemos la economía de Norte de Santander: generamos empleo y dinamizamos actividades como restaurantes, hoteles, talleres, llanterías, lavaderos, mecánicas, almacenes de repuestos y estaciones de combustible”, resaltó.