Patricia González es una venezolana con una hermosa historia de aceptación de su imagen corporal que la ha llevado a inspirar a muchas personas en Cúcuta. Cuando tenía 16 años empezó a notar unas machas en la parte inferior de los parpados, que al inició no le prestó atención y buscaba ocultar, pero luego esto se volvió imposible.
Las manchas empezaron a salir en todo su rostro. Acudió al médico con todo el temor y se enfrentó a su diagnóstico: tiene vitíligo. En ese momento pensó que iba a morir y se sintió muy devastada. La depresión llegó a la vida de esta mujer -nacida en la ciudad de Maturín (estado Monagas) que no quería que nadie la viera por pena a mostrar su vitíligo (una enfermedad de la piel que hace que las células pierdan pigmentación, haciendo que quien la padece tenga manchas blancas en su cuerpo). Hasta suspendió por un tiempo sus estudios de medicina.
Crecer con esta patología no fue fácil para Patricia, esto hizo que pasara una adolescencia terrible, sufriendo burlas, señalamientos, discriminación y hasta tal punto que le dijeran vaca por el aspecto de su piel. “Muchas personas no saben que es el vitíligo y por el desconocimiento piensan que es algo contagioso”, aseguró Patricia, quien, cuatro años después, entendió la importancia de aceptarse a sí misma para luchar por sus sueños y demostrarle a los demás que no hay que tener el prototipo de belleza perfecto.
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Actualmente, ella tiene un 85% de despigmentación en la cara, un 20% en los antebrazos, un 10% en las entrepiernas y un 5% en las zonas íntimas. “El bloqueador solar es el principal aliado de quienes padecemos de vitíligo, el sol es nuestro mayor enemigo, por eso hay que tener la piel hidratada”, agregó la mujer quien lleva más de siete años radicada en Cúcuta y dice con orgullo que es “colombo-venezolana”.
Ayuda a los demás
Luego, decidió que quería ayudar a las personas que se encontraban en su situación y darles fuerza y valentía. Fue entonces, cuando la mujer dejó atrás sus complejos y creó, hace tres años, la Fundación Belleza sin Color, donde le da apoyo a más personas con esta afectación u otra condición de la piel como dermatitis o escoliosis para que se acepten y salgan adelante.
Ella sabe, en carne propia, por lo que una persona con vitíligo sufre ante la sociedad y por eso ayuda a que no les afecte la parte sicoemocional y el estilo de vida. Actualmente tiene a más de 34 personas entre adultos y niños.
Ahora –dice- no le afligen los señalamientos de la gente. Es una mujer que ama su cuerpo, ama sus manchas.
“Uso positivamente las manchas de mi piel para ayudar a las demás personas a entender que podemos vivir con vitíligo, que no es una condición que se contagia, no pica, no duele y no tiene otra repercusión en la salud” agregó esta médica de profesión y técnica en atención integral a la primera infancia en el Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena).
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Al par, Patricia inspira a miles a que superen los problemas de imagen corporal por medio del modelaje, exhibiendo su enfermedad a través de la fotografía. “El modelaje ha sido una oportunidad para mostrarme y ha sido un impulso emocional para autoayudarme y ayudar a las demás personas”, aseguró.
Sus miedos y penas se fueron y ahora luce feliz, segura y radiante. Su piel, su esencia, su bendición. En redes sociales la encuentra como @Patrygonzalez.
‘Cada día me amo más y me acepto como soy’
Marilyn González es una cucuteña que también ama sus ‘manchitas’. Desde el momento que supo que tenía vitíligo no se escondió ante nadie. Aceptó con valentía el diagnostico, aunque al principio fue duro, confesó, pero dice que entendió “el porqué de las cosas, solo Dios sabe”.
González relató que hace cuatro años, cuando tenía 25 años, su piel empezó a mostrar un cambio. “En la parte superior del labio me vi una mancha, pero creí que era por una crema que me estaba aplicando en la cara, pero luego me salió otra mancha en la parte de atrás del cuello”, aseguró la mujer, quien días después un amigo le dijo esas manchas era vitíligo, palabra que escuchaba por primera vez en su vida y que se convertiría en parte de ella. Los médicos le ratificaron, después de varios estudios, que si tenía esa afección.
Tras aplicarse –recuerda- cuanta crema le recomendaban para quitarse las manchas, hasta un tratamiento, entendió que ahora serían parte de su cuerpo, de la historia de su vida.
“Me amo y me acepto como soy, estas manchitas han sido de muchas emociones en mi vida. Solo quiero decirles a todas esas mujeres que se achicopalan o se acompleja por cosas tan insignificantes en la vida que se amen y se valoren como son. La vida es muy bella y hay que vivirla al máximo en su momento, no dejemos que los estereotipos del mundo nos opaquen y apaguen nuestra luz, todas podemos brillar”, expresó en una publicación en su cuenta de Instagram (marilyngonzalez25), donde se muestra en una foto feliz y orgullosa de ser vitíligo.
Marilyn actualmente tiene su piel despigmentada en los antebrazos, en el cuello y en el alrededor de los ojos. “Mi esposo y mi hijo, siempre fueron el motivo para no sentirme mal por las manchas. Él me dice que me veo linda así con vitíligo, siempre ha sido mi apoyo”, contó la joven quien entendió con el paso del tiempo que hay que amarse, aceptarse y valorarse.
“Antes me sentía triste al verme en el espejo, pero ahora afronto lo que estoy viviendo, y me miro al espejo y me acaricio mis manchas, mis brazos, donde más las tengo. Las amas y las acepto”, agregó Marilyn, quien hace poco se graduó como auxiliar en servicios farmacéuticos.
La joven tiene planeado crear una cuenta de Instagram para promover la aceptación y amor hacia el cuerpo de aquellas personas que tiene esta afección. “Desde que tengo vitíligo me muestro como soy, me visto como siempre lo he hecho. Hay personas que me dicen lo fuerte que soy por mostrarme tal como estoy, pero de eso se trata, de aceptar”, agregó.