Líderes de más de 120 naciones se reunieron en Glasgow bajo presión para “salvar a la humanidad” ante el desafío del cambio climático, en palabras del secretario general de la ONU, Antonio Guterres.
“Es hora de decir basta”, lanzó Guterres en la apertura. “Basta de maltratar la biodiversidad. Basta de tratar la naturaleza como un retrete. Basta de quemar, perforar y minar a mayor profundidad. Estamos cavando nuestra propia tumba”, advirtió.
El tono de la cumbre, previa a las decisivas negociaciones de la COP26, fue dramático.
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“La ira y la impaciencia del mundo serán incontenibles a menos que hagamos de esta COP26 el momento en que abordamos en serio el cambio climático”, afirmó el primer ministro británico, Boris Johnson, anfitrión del evento.
Las negociaciones del clima de la ONU llegan tras ser canceladas el año pasado a causa de la pandemia de COVID-19. Su objetivo es desarrollar el Acuerdo de París de hace seis años, que fijó como gran objetivo limitar el calentamiento del planeta a +1,5 ºC.
A lo largo de doce días de negociaciones, que acostumbran a ser extenuantes, los delegados de casi 200 países deben tomar medidas enérgicas para reducir las emisiones de gas de efecto invernadero, anunciar medidas de control mutuo, de transparencia en su política medioambiental, en especial de los países ricos, y cumplir con la promesa de 100.000 millones de dólares anuales para los países pobres y vulnerables.
Una vasta agenda, que según el presidente estadounidense, Joe Biden, es una “increíble oportunidad” para hacer negocios, y no un fardo.
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“Dentro de la creciente catástrofe creo que hay una increíble oportunidad, no sólo para Estados Unidos, sino para todos nosotros”, afirmó Biden.
“Estados Unidos no solamente ha vuelto a la mesa, sino que esperamos que lidere con el poder del ejemplo”, añadió.
En la cumbre de dos días en Glasgow hay grandes ausentes, como el chino Xi Jinping, presidente del mayor país emisor de gases contaminantes, el ruso Vladimir Putin y el turco Recep Tayyip Erdogan, que canceló a última hora.
Las expectativas son importantes, y las primeras protestas de ecologistas, en especial jóvenes, hicieron acto de presencia a las puertas del parque de exposiciones donde tiene lugar el encuentro, bajo grandes medidas de seguridad.
“Es importante presionar a nuestros líderes. Nunca seremos bastantes”, declaró a la AFP Jean Baptiste Rede, un profesor jubilado francés de 64 años, a las puertas del recinto.
“Territorio desconocido”
De América Latina no acudieron ni el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, ni el brasileño, Jair Bolsonaro, a pesar de que este último estuvo presente en la cumbre del G20, que culminó el domingo en Roma.
Otros países, como Ecuador, asumieron el protagonismo, con un anuncio de ampliación de la reserva natural de las Islas Galápagos en 60.000 km2, que se añaden a los 130.000 km2 actuales.
El presidente Guillermo Lasso anunció esa iniciativa y planteó el canje de deuda externa nacional para la conservación de esa reserva.
Otros, como el presidente boliviano, Luis Arce, denunció en cambio el “capitalismo verde” y aseguró que las negociaciones climáticas siguen estando dominadas por las reglas impuestas por los países desarrollados.
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