La estructuración de la Zona Económica Especial Binacional dio un nuevo paso con una reunión virtual entre equipos de alto nivel de los gobiernos de Colombia y Venezuela, centrada en definir los detalles del proyecto.
Así lo reveló a La Opinión el embajador de Colombia en Caracas, Milton Rengifo, quien afirmó que la propuesta les parece interesante, porque puede ser una vía expedita para superar los diversos desencuentros que se han presentado en la frontera y que se intensificaron a raíz del rompimiento de relaciones entre los dos países (2015), “que le entregó la frontera de 1.200 kilómetros al multicrimen”.
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“Entonces, estamos pensando en una salida desde la producción y la innovación, para generar desarrollo económico y también social”, expresó el politólogo, quien cuenta con estudios en Gerencia Pública y Planeación Estratégica Urbana.
Rengifo ha liderado esfuerzos en distintos frentes, principalmente económicos, para impulsar las relaciones; incluso, los empresarios tachirenses lo han buscado como mediador ante ambas administraciones para hallar soluciones a la crisis eléctrica y a algunos obstáculos en el paso de las importaciones y exportaciones.
El gobernador del Táchira, Freddy Bernal, dijo que 14 municipios, dos de ellos del Zulia, conformarán la zona económica. ¿Cuántos de Norte de Santander?
Esa es la propuesta inicial. Venezuela presentó unos sectores de punta, en los cuales están interesados, y nosotros también, como industria y turismo. Las entidades encargadas están preparando una respuesta, documentos de trabajo en los cuales se va a cimentar la propuesta definitiva. Aquí lo importante es resaltar la voluntad que existe para abordar el tema fronterizo a fondo.
Sin duda, la seguridad fronteriza es uno de esos retos que traería la zona económica binacional. ¿Qué se han planteado referente a ello? ¿Va a haber una instancia especial?
Para nosotros, la concepción de seguridad depende del bienestar de la sociedad. Entonces, si tenemos generación de empleo digno, un consolidado espacio binacional en el que confluyan academia, inversionistas e inversiones de Colombia, Venezuela y de otras partes del mundo, podemos tener las condiciones propicias para avanzar en la lucha contra el multicrimen que azota a la frontera.

¿Cree que es posible que su creación se materialice este año?
A eso no me puedo comprometer. La Cancillería, en Bogotá, es la que adelanta ese tipo de negociaciones. Lo que sí puedo hacer es un llamado al optimismo y a la esperanza; estamos trabajando en serio, el compromiso de los dos gobiernos es muy fuerte.
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¿Quién gana más, Venezuela o Colombia?
Inicialmente, los 14 millones de seres humanos que viven a los dos lados de la frontera. Es una propuesta que debe ser aprovechada, mejorada y complementada para beneficio especialmente de la frontera, para que esto no sea simplemente un paso de aduanas. Tiene que ser abordada desde la óptica del desarrollo productivo, el trabajo, el empleo digno, las inversiones, la transparencia y, por supuesto, desde la seguridad.
¿El Catatumbo sigue estando en el foco, después de la propuesta del presidente Gustavo Petro de involucrarlo en la zona?
Por supuesto, los dos municipios que presenta Venezuela son directamente del Catatumbo venezolano. La respuesta inicial del vecino país ha sido muy positiva sobre el abordaje. Esto va más allá, pese a que hay una tarea muy importante de control territorial por parte de nuestras Fuerzas Militares. Queremos hacer una apuesta de más largo plazo, más sostenida en recursos monetarios y humanos, para abrir la vía al desarrollo y a la prosperidad del Catatumbo.
Con la zona económica, ¿se destinarían más recursos para infraestructura y programas sociales?
Claro, lo hemos planteado. Es muy importante que el desarrollo genere beneficios, y ese es el problema que hay con muchas zonas francas. Aunque una zona económica especial no es una figura nuestra, no hace parte de la normativa colombiana, no es una zona franca propiamente. Pero ejemplos hay en los cuales se han configurado zonas especiales que no han traído desarrollo ni progreso. Esta zona apunta al desarrollo social de todos los habitantes de la zona.
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¿Su creación debe ser avalada o aprobada en el Congreso?
Ese es otro escenario, si se creará mediante un memorando de entendimiento, un convenio o un tratado; hay muchas figuras. ProColombia acaba de presentar una serie de instrumentos, normas jurídicas que posibilitan y allanan el camino, para que, en el menor tiempo posible, se consideren y concreten este tipo de propuestas. Venezuela también ha expedido una cantidad de normas importantes sobre el particular.
Otro tema importante es la crisis de energía en Venezuela. ¿Cómo va la negociación para que Colombia le pueda vender electricidad?
Lamentablemente, la normatividad interna colombiana varió muchísimo, pero quiero decirles que eso está muy avanzado. Yo diría que en el 80% este intento por entregar energía a Venezuela, que fue el país que habitualmente, y por deudas, entregó energía a Colombia por Cuestecitas, en La Guajira, y por aquí mismo, a través de la subestación de El Corozo, en Táchira.
¿Por qué es importante esta cooperación?
Ha habido bastantes reuniones sobre el particular. Nos interesa muchísimo entregar un servicio público tan esencial a sectores como San Antonio y Ureña, que son neurálgicos, generadores de empleo, pese a que no son territorio colombiano. Sin embargo, tienen una incidencia y una dinámica muy profunda con Cúcuta y el área metropolitana.
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Y sobre la venta de gas de Venezuela a Colombia, ¿usted también ha estado atento a esas iniciativas?
Allí hay un cronograma que desarrolla PDVSA Gas Colombia y que también está muy avanzado. El cronograma se está cumpliendo a cabalidad y esperamos entregar noticias muy positivas en el mediano plazo.
¿Cuál es la situación de los colombianos detenidos en Venezuela, que Nicolás Maduro ha catalogado como mercenarios y terroristas?
Trabajamos a profundidad, los familiares lo saben y así lo han reconocido, en un esfuerzo conjunto con la Cancillería, los consulados de Colombia en Venezuela, la Embajada y la misión diplomática que lidero, estamos en el diálogo permanente con las autoridades venezolanas. Esperemos que, en el corto plazo, se resuelva definitivamente su situación, que les den su liberación o su llamado a juicio en caso de que alguno de ellos presente acusación.
Lo que les hemos dicho a las autoridades venezolanas es que no cuestionamos la responsabilidad o la acusación judicial, sino que se permita visitas consulares y de familiares a estos ciudadanos colombianos.
¿Cómo ve las relaciones binacionales desde que se reabrió la frontera, en septiembre de 2022?

Desde cero a lo que hoy ocurre es una distancia abismal. Ese rompimiento no se puede volver a presentar y nos debe servir de ejemplo de lo que no se debe repetir. Por supuesto que tenemos diferencias de abordaje, de concepción, pues el mundo es heterogéneo, no hay homogeneidad en las relaciones internacionales.
Lo que hemos encontrado en Venezuela es reciprocidad e interés en superar diferencias, allanar caminos. Hemos avanzado muchísimo en cooperación policial y judicial, lucha contra el narcotráfico, en temas de formación para el trabajo con el SENA e INCES, en temas ambientales.
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¿Es prudencia o es tibieza la manera en la que Colombia ha manejado las relaciones con Venezuela?
Yo creo que es responsable la relación. Ya se intentó, ya se hizo el cuestionamiento, el señalamiento, y no condujo a nada. Nosotros tenemos una política de buena vecindad.
El presidente incluso lanzó mejor la propuesta de La Gran Colombia. Esa prudencia, sensatez, seriedad y responsabilidad con la que hemos asumido esta relación, nos tiene que ayudar a mantener esta región en paz, y poder mejorar y profundizar los lazos de integración.
También lo hemos dicho en los casos de Ecuador o Panamá que, pese a que no compartimos ideologías, hemos logrado acuerdos importantes en temas migratorios, energía eléctrica, de seguridad, entre otros, lo que nos lleva a pensar que nuestro papel en Venezuela ha sido bastante responsable y serio.
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