Acosados por un poderoso movimiento indígena y masivas protestas, tres presidentes fueron derrocados en Ecuador entre 1997 y 2005. Un nuevo estallido social pone contra las cuerdas al derechista Guillermo Lasso y despierta los fantasmas de ingobernabilidad de otras épocas.
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El socialista Rafael Correa (2007-2017) "es la excepción en 40 años (...) de la última ola democrática" que en 1979 rompió casi una década de dictaduras militares, explica a la AFP el politólogo Santiago Basabe, de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso).
Su llegada frenó un periodo de inestabilidad de nueve años, en el que siete mandatarios asumieron el poder en medio de la desestabilización y el caos.
Pero las nuevas protestas indígenas, que empezaron el 13 de junio y son las más prolongadas de la historia reciente del país, tienen al gobierno otra vez en jaque.
El elevado costo de vida alimentado por el incremento de precios de combustibles empujó a las calles a unos 14.000 manifestantes, la mayoría en Quito. Exigen alivios que amortigüen el golpe económico en la producción agrícola y la canasta básica. Marchas festivas, cortes de ruta, violentos choques entre la fuerza pública y los indígenas presionan al impopular Lasso (17% de aceptación), que cede a cuentagotas ante sus reclamos.
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"Cada caída ha tenido especificidades", pero las amenazas sobre los subsidios estatales han alimentado todas las revueltas, en una economía dolarizada desde el 2000, sostiene Basabe.
Gobiernos débiles sin apoyo del Congreso, un movimiento indígena robusto, políticas erráticas y pobreza son el cóctel explosivo que amenaza la democracia en Ecuador, según expertos.
Peligro: fuerza letal
El domingo, el Parlamento debatió por segundo día la conveniencia de destituir a Lasso, a quien un sector de la oposición considera responsable de la "grave crisis política y conmoción interna" que vive el país desde el 13 de junio, cuando comenzaron las protestas indígenas.
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La sesión fue aplazada para este martes, quedando pendiente la intervención de 20 diputados en el debate de los 84 que habían pedido la palabra.
La bancada de Unión por la Esperanza, afín al exmandatario socialista Rafael Correa (2007-2017), planteó el cese de Lasso, quien ve en la presión social una intentona golpista.
La destitución del mandatario requiere 92 de los 137 votos en el Legislativo, donde la oposición tiene mayoría, aunque está fragmentada.
Cuando concluyan los debates, los diputados tendrán un máximo de 72 horas para votar. De aprobarse la destitución del exbanquero, el poder lo asumirá el vicepresidente Alfredo Borrero y se llamará a elecciones presidenciales y legislativas para el resto del período, hasta 2025.
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Ecuador ganó fama de ingobernable tras la salida abrupta de tres mandatarios entre 1997 y 2005 ante la presión social.
Las actuales son las protestas indígenas más largas de la historia reciente en el país.
Diálogo y fuerza de la ley
Unos 14.000 indígenas protestan en Ecuador para exigir alivios que amortigüen la pobreza en sus territorios agrícolas.
El lunes "vamos a juntarnos para seguir luchando en las calles", anunció con megáfono en mano Iza en la víspera en un parque central de Quito, convertido en núcleo de las movilizaciones en la que participan unos 10.000 nativos venidos de sus pueblos.
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Los aborígenes, que en la capital han protagonizado fuertes enfrentamientos con la fuerza pública, representan más de un millón de los 17,7 millones de habitantes.
Para tratar de rebajar la tensión, Lasso puso fin el sábado un estado de excepción, bajo el cual impuso un toque de queda nocturno y militarizó la ciudad durante una semana, aunque el centro sigue fuertemente custodiado por la fuerza pública, constató la AFP.
Organizaciones internacionales y de derechos humanos claman por un cese a la violencia.
El papa Francisco llamó el domingo por Twitter al "diálogo" y a "la paz social".
Lasso culpa a Iza de las protestas en las que han muerto cinco manifestantes y se cuentan más de 400 heridos entre uniformados y aborígenes.
"Aquí no hay un luchador social, aquí hay un anarquista (...) que quiere derrocar un gobierno", aseveró el sábado el gobernante en entrevista con CNN.
En paralelo, cientos de manifestantes salen a las calles de Quito en rechazo a las protestas indígenas, con banderas blancas y en caravanas de automóviles.
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Ecuador, cuya dolarizada economía empezaba a recuperarse de los efectos de la pandemia, pierde unos 50 millones de dólares diarios por las crisis, según cifras oficiales.
Sin respaldo político destacable, Lasso cuenta por ahora con el apoyo de los militares.
"Los ecuatorianos que buscan el dialogo encontraran un gobierno con la mano extendida. Los que buscan el caos, la violencia y el terrorismo, toda la fuerza de la ley", advirtió el presidente el domingo.
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