En una esquina del barrio rojo de la ciudad japonesa de Osaka se levanta una curiosa joya arquitectónica: un antiguo burdel con más de cien años de historia que está ahora en el centro de una campaña de restauración.
Hace décadas que el Taiyoshi Hyakuban dejó de funcionar como un burdel. El edificio acoge ahora un restaurante, pero se considera un símbolo de este barrio todavía asociado a la industria del sexo.
Los expertos aseguran que el inmueble de madera de dos plantas es un raro ejemplo de la arquitectura de la era Taisho (1912-1926).
"La mayor parte de la arquitectura japonesa de un siglo o más ardió durante los bombardeos de la guerra o grandes incendios", explicó a AFP Shinya Tashizume, profesor de historia arquitectónica en la Universidad de la Prefectura de Osaka.
"Los antiguos edificios de burdeles, particularmente, apenas sobrevivieron", dijo durante una visita al lugar.
Taiyoshi Hyakuban dispone de decenas de habitaciones de estilo japonés y occidental, con puertas correderas delicadamente pintadas y techos con incrustaciones decorativas.
Murales con diosas tocando instrumentos tradicionales o con merchantes holandeses en indumentaria de época adornan las habitaciones alrededor de un jardín donde unas imponentes piedras del yin y el yang representan al hombre y la mujer.
"Aquí, el arte es parte del inmueble (...) y esto es lo bonito", afirma Masakazu Rokuhara, un arquitecto implicado en el proyecto de restauración.
De noche, unas linternas rojas cuelgan alrededor de la segunda planta, ofreciendo una atmósfera nostálgica al lugar e iluminando suavemente su cartel de madera también pintado de rojo.
Pero al amanecer, la luz diurna expone la necesidad de una restauración, con la pintura desteñida y fisuras en la enorme placa de madera frente a la puerta principal.
El inmueble está registrado como "propiedad cultural tangible" en reconocimiento de su significancia histórica, pero eso no ha resultado en fondos públicos para protegerlo.
Su propietario planea desde hace largo tiempo un lavado de cara, pero el impacto de la pandemia lo ha dejado con escasos fondos.
"Una historia fea"
Ante ello, un grupo de agentes y promotores inmobiliarios locales lanzó una campaña de micromecenazgo para recaudar 15 millones de yenes (133.000 dólares) para salvar el antiguo burdel.