El jefe de la diplomacia estadounidense viajó a Oriente Medio para “consolidar” el alto el fuego entre Israel y el grupo islamista Hamás, un objetivo al menos alejado del esfuerzo diplomático real que sería necesario para resucitar la “solución de dos Estados” que el presidente demócrata Joe Biden dice defender.
Antony Blinken se dirige sucesivamente a Jerusalén, donde se reunirá con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y luego a Ramala para reunirse con el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abas.
Posteriormente se detendrá en Egipto, cuyo presidente, Abdel Fatah al Sisi, desempeñó un papel clave en lograr el alto el fuego que entró en vigor el viernes después de once días de sangriento conflicto entre Israel y el movimiento islamista palestino Hamas - gobernante en la Franja de Gaza-. Antes de regresar a Estados Unidos el jueves tendrá su última escala en Jordania, otro país árabe que junto a Egipto sostiene relaciones de larga data con el Estado hebreo.
En una publicación en su cuenta de Twitter, el Secretario de Estado señaló el lunes que quería “reunirse con las partes para apoyar sus esfuerzos por consolidar el alto el fuego”.
Criticado por su bando demócrata por haber demorado en involucrarse y haber sido demasiado suave con Israel, pero también acusado por la oposición republicana de haber sido demasiado discreto en su apoyo al Estado hebreo, Biden quiso enfatizar su postura definiendo él mismo la misión de su ministro de Relaciones Exteriores.
“Blinken se reunirá con los líderes israelíes para discutir nuestro apoyo inquebrantable a la seguridad de Israe. Continuará los esfuerzos de nuestro gobierno para reconstruir los lazos con los palestinos y sus líderes, así como nuestro apoyo para ellos, después de años en los que han sido descuidados” bajo el mandato de Donald Trump, sostuvo el presidente estadounidense, en un comunicado. Por tanto, los objetivos del gobierno Biden son fijos y muy limitados.