Admira profundamente a sus padres que le inculcaron la unión, responsabilidad, perseverancia y superación. De niña, los veía salir de madrugada a un punto de venta de frutas en Cenabastos. “Me demostraban que cuando algo se quiere con el corazón, la madrugada se vuelve día y un momento se vuelve una oportunidad, sin importar el esfuerzo que amerite. Cuando los acompañaba para ayudar en aquello días con más trabajo, me demostraban que una buena actitud era clave para llegar a tener muy buenos resultados, y sí que dieron frutos”.
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Debido la pandemia, sus padres no pudieron regresar a Cenabastos. “Decidimos emprender desde casa, para no perder el legado familiar y creamos el emprendimiento GONFRUT, llevando a la puerta de nuestros clientes la mejor pulpa de fruta de Norte de Santander, desde los duraznos de las cosechas en Cácota, hasta la fresa de los cultivos de Chinácota”.