Durante seis meses, uniformados de la Seccional de Investigación Criminal (Sijín) de la Policía Metropolitana de Cúcuta, en conjunto con la Fiscalía 19 de Estructura de Apoyo de Antinarcóticos, le siguieron el rastro a una banda de microtráfico que delinquía en los barrios Belén y Gaitán, de Cúcuta, hasta capturar a seis de sus integrantes.
Un policía se infiltró en la organización y así pudo conocer los movimientos de cada uno de los miembros de la estructura, así como la identificación de los presuntos expendedores.
Las autoridades establecieron que Yorlan Andrey Aguirre Rolón, conocido como Barbas, quien vive en Belén, presuntamente era el jefe de la banda, por lo que empezaron a controlar sus movimientos de manera sigilosa.
Los uniformados involucrados en esta investigación, conocieron que ‘Barbas’ era el que supuestamente se encargaba de distribuir las dosis de cocaína, base de coca, marihuana y heroína, a los expendedores, para obtener grandes ganancias, vendiéndolas en su fortín.
También establecieron que Robinson Alberto Sánchez, conocido como El Flaco, era el que presuntamente se encargaba de las finanzas de la organización, recolectando el dinero de las ventas de drogas.
Entre los expendedores que también fueron detenidos, están Diego Armando Crisologo Patiño, alias Leo; José Alfonso Riaño González, ‘Morocha’; Kevin Stiven Antolinez Botello, ‘El Negro’, y Jorge Iván Rolón Delgado, conocido como El Mono.
La modalidad
La Sijín recopiló material probatorio que involucraba a los seis hombres capturados en el negocio del microtráfico, a través de la modalidad del menudeo, que consistía en que los expendedores, que siempre estaban ofreciendo sus dosis en vía pública, recogían el dinero y luego llegaban a las viviendas en las que almacenaban la droga para recoger las dosis y posteriormente se las entregaban a sus clientes.
Los investigadores judiciales se percataron de que los integrantes de esta estructura se cambiaban los alias con los que eran identificados constantemente, para evitar que las autoridades les siguieran el rastro, pero no contaban con que un policía de civil ya estaba infiltrado en la organización, siguiéndoles los pasos sin que lo notaran.
Los seis detenidos quedaron a disposición de la Unidad de Reacción Inmediata (URI) de la Fiscalía y luego de ser presentados en audiencias de legalización de captura, imputación de cargos y medida de aseguramiento, un juez decidió enviarlos a la cárcel, mientras continúa el proceso judicial en su contra.
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