En cuestión de segundos, la vida de Luis Alexander Suescún Amaris, quien sería un vigilante informal que residía en una pequeña vivienda sobre la calle 17 con avenida 8 del barrio El Salado, cambió por completo.
Cuando iban a ser las 4:00 de la tarde del sábado, un hombre vestido con ropa negra que se movilizaba en una motocicleta subió la pendiente que conduce al lugar donde vivía Luis Alexander.
El vigilante se encontraba a mitad de la vía, a escasos metros de su residencia, y fue entonces cuando el hombre se le acercó y sin mediar palabra le disparó en varias oportunidades, dejándolo gravemente herido, de acuerdo al reporte policial.
En un santiamén, el agresor huyó del sitio sin dejar rastro alguno; y solo se escuchó en la escena el estruendo emanado del vehículo donde se movilizaba el hombre, que se perdió al cabo de unos segundos.
De inmediato, algunos vecinos decidieron alertar a oficiales de la Policía Metropolitana de Cúcuta (Mecuc) de lo sucedido, pero cuando llegaron el cuerpo de Luis Alexander Suescún yacía sin signos vitales.
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A la escena del crimen llegó la Brigada Interinstitucional de Homicidios (Brinho) para adelantar la inspección técnica de la misma, donde se recolectó información que sería clave para entender los móviles de este nuevo hecho de sangre.
¿Malos pasos?
Dentro de la información recolectada por las autoridades policiales se conoció que el homicidio del vigilante informal, de 27 años, estaría relacionado con el tráfico local de estupefacientes, según comentó una fuente judicial.
Así mismo, Suescún Amaris habría tenido ‘encontronazos’ en varias ocasiones con las bandas delincuenciales que se dedican al microtráfico en ese sector de la capital nortesantandereana, hechos que traerían posiblemente represalias para la víctima, acorde a la Mecuc.
Igualmente, se conoció por parte de las autoridades que el vigilante sería consumidor de sustancias estupefacientes, y días antes de su muerte habría tenido una riña.
No obstante, todo continúa siendo materia de investigación para las autoridades, que estarían cerca de identificar al presunto agresor.
Conforme a la opinión de aquellos quienes lo conocieron o los residentes de la zona, no dudaron en señalar que era un muchacho que aparentemente no se metía con nadie y siempre fue muy cordial con sus vecinos.
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