El asesinato del vendedor de tinto Adolfo Carrascal González, ocurrido en la madrugada de ayer en una solitaria calle del barrio El Rosal, en el occidente de Cúcuta, inundó de tristeza y dolor a familiares y amigos de la ciudadela Juan Atalaya, donde residía.
Tenía 71 años y todas las mañanas salía de su casa con una canasta llena de termos, a la que le había improvisado cuatro ruedas pequeñas para hacer menos pesada la carga de tinto, aromáticas y café con leche, en una rutina que cumplió religiosamente durante los últimos diez años.
Recorría barrios del occidente ofreciendo sus productos y, en el momento del ataque a bala contra su vida, se movilizaba por la calle 4 con avenida 9 del barrio El Rosal. El reloj marcaba las cinco de la mañana.
Un pistolero que le salió al paso a Carrascal le disparó en la cabeza y lo dejó mortalmente herido, tendido en el pavimento. Luego huyó de inmediato, lo que fue aprovechado por residentes del lugar para trasladar el cuerpo del vendedor informal hasta el Hospital Universitario Erasmo Meoz, donde los médicos comenzaron a luchar por salvarle la vida.
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Fue mortal
No obstante el esfuerzo de los especialistas, horas más tarde, hacia las 8:22 de la mañana, se conoció que Carrascal dejó de existir por la gravedad de la herida.
Investigadores de la Policía dijeron que el vendedor informal recibió un solo impacto, aunque moradores del barrio El Rosal, donde ocurrió el ataque, afirmaron haber escuchado dos tiros.
En las primeras pesquisas que adelantaron los investigadores policiales, vecinos relataron que el pistolero intentó despojar al vendedor de tinto de su canasta de termos, pero al resistirse apretó el gatillo.
En El Rosal, residentes cercanos al sitio donde fue baleado Carrascal manifestaron que es la primera vez que ocurre un hecho de esta naturaleza con vendedores informales. “Este señor pasaba todos los días por nuestro barrio ofreciendo tinto de manera honesta y jamás se le vio enredado en problemas con nadie, era muy servicial”, dijeron habitantes de este sector.
Policía investiga
Los familiares de la víctima fatal fueron parcos al comentar lo sucedido. Solo señalaron que el caso era materia de investigación por parte de las autoridades.
Manifestaron que Carrascal salía todas las mañanas muy temprano a vender tinto, cuyo producido era con lo que sostenía a su familia.
Al ser indagados sobre si conocían de amenazas o cobros de extorsión a su familiar, respondieron que nunca.