Desde la mañana de ayer se registraron fuertes combates entre soldados del Grupo Liviano de Caballería N°7 y miembros del Ejército de Liberación Nacional (Eln) en la vereda Capitán Largo, zona rural del municipio de Ábrego.
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Los enfrentamientos, que se extendieron durante varias horas, generaron zozobra entre la población de la región, que ha sido una de las más golpeadas por la violencia en el Catatumbo.
En el marco de estas confrontaciones, en la tarde de ese mismo día fue asesinado el soldado profesional José María Holguín Machado, oriundo del departamento de Chocó, quien llevaba más de 15 años de servicio en el Ejército Nacional. La institución lamentó su muerte y envió un mensaje de solidaridad a sus familiares.
“Expresamos nuestras más profundas condolencias a la familia de nuestro soldado, quien sacrificó su vida en el cumplimiento del deber, protegiendo a los colombianos. Un equipo interdisciplinario del Ejército está brindando apoyo integral a los familiares de nuestro soldado”, indicó la institución en un comunicado.
Mientras se desarrollaban estos combates en Ábrego, en la tarde del jueves también se registraron enfrentamientos en zona rural de Tibú, otra de las áreas más afectadas por el conflicto en el Catatumbo. En estos choques armados, al menos una persona resultó herida, aunque hasta el momento no se han revelado detalles sobre su identidad ni su estado de salud.
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Estos hechos ocurren en un contexto de creciente violencia en la región, donde la disputa territorial entre grupos armados ilegales y las operaciones militares han puesto a la población en una situación de constante riesgo. Desde la ruptura del cese al fuego entre el Gobierno nacional y el Eln el pasado 16 de enero, la crisis de seguridad en el Catatumbo se ha intensificado, con ataques a bases militares, hostigamientos contra la Fuerza Pública y enfrentamientos que han afectado a comunidades campesinas e indígenas.
El impacto del conflicto no solo se refleja en la cantidad de combates registrados, sino también en las condiciones de vida de los habitantes. Municipios como Tibú, Convención, Teorama, El Tarra, Ocaña y Ábrego han sido escenario de desplazamientos forzados, confinamiento de comunidades, amenazas a líderes sociales y restricciones en la movilidad. Además, los grupos armados han impuesto normas y restricciones que han alterado la cotidianidad de la población.
Los transportadores y comerciantes también han sido víctimas de esta situación. En varias ocasiones, han denunciado extorsiones, bloqueos en las vías y restricciones impuestas por los actores armados, lo que ha generado pérdidas económicas y desabastecimiento en algunas zonas.
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Por su ubicación estratégica, el Catatumbo sigue siendo una de las regiones más disputadas por los grupos ilegales, que buscan el control de rutas del narcotráfico y otros negocios ilícitos. La frontera con Venezuela facilita el tráfico de armas, drogas y contrabando, lo que agrava la crisis de seguridad.
Las operaciones militares continúan en estas zonas, mientras que las comunidades campesinas siguen viviendo en medio de la incertidumbre y el miedo. Hasta el momento, las autoridades no han informado sobre capturas o bajas en los grupos armados tras estos combates, pero se espera que en los próximos días se intensifiquen las acciones para tratar de recuperar el control en estos territorios.
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